Nadie es capaz de imaginar
cuantas cosas quedan aún por descubrir…
Los vestigios de antiguas civilizaciones perdidas, los restos de fabulosos animales del pasado, especies desconocidas, tribus no contactadas, cementerios ancestrales, tesoros escondidos, reliquias legendarias, el subsuelo terrestre, el abismo marino, el espacio exterior…
La capacidad de imaginar no
tiene límites, como tampoco los tiene la curiosidad humana y el espíritu de
aventura. Hoy día, cuando todo ya parece conocido, los hombres se siguen
afanando por encontrar respuestas a las preguntas que hasta no hace mucho, tan
sólo soñaron.
A estas alturas del siglo XXI
el mundo de la exploración está más vivo que nunca. Gracias a los conocimientos
adquiridos y a los avances tecnológicos, los nuevos exploradores resuelven
muchas de las incógnitas planteadas en el pasado y aumentan el conocimiento
colectivo de la Humanidad, continuando, al mismo tiempo, con igual espíritu y
motivación de aquellos que les precedieron.
Lo maravilloso es que siempre
quedarán cosas por descubrir y siempre habrá seres humanos que intenten saciar
su curiosidad, su inconformismo y sus ansias de libertad, internándose en el reino remoto de lo inexplorado…
Ángel Alonso
Ángel Alonso
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