jueves, 29 de febrero de 2024

El malo de la novela

Para algunas religiones de la India el karma es la energía derivada de los actos de un individuo durante su vida y que condiciona cada una de sus sucesivas reencarnaciones… hasta que alcanza la perfección.

Lamentablemente alcanzar la perfección no resulta precisamente fácil y lo que acaba ocurriendo a menudo, es que, a lo largo de una misma vida, tarde o temprano acabamos recogiendo lo que sembramos.

Pero no, hoy tampoco les voy a hablar del sainete patrio… ni voy a hacer mención de lo que, contra viento y marea, siempre he sostenido: que el Estado se protege a sí mismo y que, cuando es atacado, aunque tarde, siempre acaba reaccionando para defenderse… No, no voy a decir ni pío sobre todo esto…

Si me lo permiten, hoy, a riesgo de exponerme a ser recriminado por mi querido amigo, el escritor Francisco Narla, quien, además de escribir excelentes novelas y pilotar aviones, también da clases de narrativa literaria, quisiera llamar su atención sobre algunos aspectos de las novelas de aventuras. 

Si bien es cierto que en todas ellas encontraremos la descripción de fascinantes entornos geográficos, viajes, múltiples peripecias e incluso luchas o batallas… y que en ellas siempre encontraremos un trasfondo común a las buenas novelas de aventuras y que ese no es otro que el de un apasionado amor a la vida… Y aunque, también, las novelas de aventuras describan complejos espacios morales donde los personajes ponen a prueba la cordura, su fe y, sobre todo, la amistad, indispensable columna vertebral de cualquier novela de aventuras… Todo esto está muy bien, pero no hay novela de aventuras que se precie, si no hay un malo…

Sin un malo en condiciones cualquier novela de aventuras se convierte en literatura para moñas y hay que reconocer que pierde gran parte del interés. Por tanto, por aquello del entretenimiento, la presencia del malo es fundamental, pero no nos engañemos, a la hora de perfilar y seleccionar a un buen malo para una novela de aventuras, de entre todo un extenso catálogo de personajes nauseabundos y despreciables, no hay ninguno que dé tanto juego como el traidor…

Traidor viene del latín, de la palabra traditor, que se refiere “al que entrega”. Traición es un concepto moral que se opone al de fidelidad y se produce cuando el traidor no guarda fidelidad con el traicionado.

No hay mejor malo para una novela de aventuras que un traidor en condiciones… Los traidores lo supeditan todo a su propia supervivencia y, carentes de escrúpulos y de ataduras morales, llegado el momento, no dudan en jugárselo todo, una y otra vez, las veces que haga falta y con el coste que sea, buscando que una victoria los lleve a la siguiente, en el convencimiento de que, mientras ganen, se irán blanqueando, perdiendo el barniz de traidores y acabarán siendo considerados héroes a los ojos de los demás… 

Lo bueno para el interés de la novela es que, cuanto más asqueroso sea el traidor, más dramático y violento será su final… Tanto que ni tan siquiera le valdrá con morir… no. Todo traidor que se precie y cuanto mejor sea la novela de aventuras, morirá de peor manera. Esto es importante porque dejará a los lectores una reconfortante sensación de alivio por la aplicación de una dulce justicia poética con el personaje que tan mal se ha portado con el resto… 

Espero que Francisco no sea demasiado severo conmigo y no me suspenda… 

        Ángel Alonso

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