No se preocupe, hoy tampoco le voy a dar
la turra con lo de la amnistía, la desvergüenza del uso de las instituciones
del Estado, el ridículo internacional, el desgobierno, ni de ningún otro
sindiós patrio… fíjese que ni tan siquiera voy a traerle a la mente el numerito
de la canción que nos representará en Eurovisión, ése en el que salen dos tíos
en bragas de cuello alto, haciendo el calamar, mientras una señora canta como
puede, refiriéndose a la hembra de Maese Raposo, como diría el añorado Félix
Rodríguez de la Fuente… No… No voy a hablarles de nada de eso… Permítanme que
hoy me dé el capricho de hablarles de un medio que me apasiona: la Radio.
Fiel a su cita, ya está aquí el Día Mundial de la Radio… Para celebrarlo, cada 13 de febrero desde 2013, la Humanidad dedica una jornada para poner en valor un medio de comunicación imprescindible, por su bajo costo y por su capacidad de penetración, y que ha demostrado ser el más idóneo para llegar a cualquier lugar, incluidos los sitios más remotos.
Solo el que lo ha experimentado alguna vez es capaz de valorar la importancia y lo reconfortante que resulta escuchar la radio desde la soledad de algún rincón aislado o en medio de una catástrofe… No hay nada comparable a la compañía y al calor anímico que aporta un pequeño aparato tecnológico, casi mágico, cuando la oscuridad de la desconexión provoca el desasosiego en aquel que necesita saber qué está ocurriendo, qué puede pasar en un futuro próximo o, simplemente. oír el sonido reconocible de otra voz humana…
En esta ocasión, el tema elegido por la UNESCO para el Día Mundial de la Radio es: “Un siglo informando, entretenimiento y educando”. Y es que, a lo largo de sus más de 100 años de historia, la radio ha demostrado ser el medio más eficaz y de mayor capacidad de servicio en conflictos bélicos, desastres naturales, epidemias o cualquier otro tipo de crisis. Y también el de más alcance y accesibilidad, ya que, prácticamente desde cualquier parte del mundo y con tan solo un pequeño transistor, se puede tener acceso a todo lo que proporciona un medio para el que no se exige formación ni esfuerzo intelectual… tan solo es necesario escuchar. Y esa es precisamente la gran virtud de la radio que, además, al ser de acceso gratuito, se convierte en el medio menos elitista y, por su gran diversidad, en el más democrático de todos.
Reconozco que cada 13 de febrero me inundan la nostalgia, los buenos recuerdos, los sentimientos de amistad y compañerismo, y también, en la actualidad, la ilusión, las expectativas y la emoción de la apasionante aventura que estoy viviendo y que aún estoy por vivir…
Me siento un privilegiado por compartir esta aventura con amigos y compañeros de fatigas, con el valor añadido de poder conectar cada semana con todos ustedes… La experiencia no puede ser más apasionante y, pase el tiempo que pase, nunca olvidaré a los intrépidos argonautas que una vez se embarcaron en esta nave radiofónica que es Objetivo La Luna y en la que, aunque algunos ya nos dejaron, su espíritu continúa remando con nosotros…
A ellos va dedicado nuestro programa de hoy… Gracias y… ¡Feliz Día Mundial de la Radio!
Ángel Alonso
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