miércoles, 6 de octubre de 2021

Reporteros de Guerra

Hay muchas profesiones necesarias y peligrosas, y una de ellas es la de reportero de guerra… Necesaria, porque el resto del mundo debe de conocer, de primera mano, lo que esté ocurriendo en un determinado lugar… Y peligrosa, porque basta recordar que en algunos conflictos recientes han muerto proporcionalmente más periodistas que soldados.

Resultaría inexacto pensar que en cualquier conflicto armado los protagonistas son los militares. Puede que inicialmente pudiera parecerlo, pero rápidamente nos daríamos cuenta de que en toda guerra y en especial las libradas desde hace cien años a esta parte, toda la sociedad se implica… Incluso cuando el conflicto en el que se participa está muy lejos del territorio nacional, el país entero participa desde la retaguardia.

La guerra no es una actividad reciente, sino un movimiento humano que se viene realizando desde la noche de los tiempos. Si bien siempre ha prevalecido la necesidad de conocerlas y de informar sobre ellas, con el avance de la globalización y el aumento de la interconectividad, el interés ha crecido ya que todo episodio bélico, en cualquier lugar del mundo, tarde o temprano, directa o indirectamente, siempre acaba afectando a todo el planeta.

En este contexto y cuando los abusos y el horror forjados en los conflictos armados tienden a instalarse entre los más débiles, se hace imprescindible el trabajo de aquellos que, ejerciendo la profesión periodística, se convierten en testigos de los peores episodios de la historia de la humanidad. Sus crónicas e imágenes a veces son la voz de la gente que sufre y el testimonio gráfico de la angustia y de la destrucción. No es un trabajo fácil y en su desempeño, cada año, muchos se dejan la vida.

Es necesario tener formación y vocación, pero también un inmenso sentido del deber que supere los mayores obstáculos y las situaciones más adversas, para conseguir el objetivo último que no es otro que el de enviar la última crónica o la imagen más reciente.

Hay quien pudiera caer en el error de imaginarse a los reporteros de guerra como personajes endurecidos, hechos a todo. Nada más lejos de la realidad, pues sin humanidad, sin un rastro de inocencia y sin el anhelo de que su labor contribuya a que la guerra termine, es imposible que pudiesen realizar su trabajo. Por mucho dolor, horror u odio que refiera su labor, un reportero de guerra siempre encontrará la manera de transmitir un mensaje de esperanza.

                                                                                                      Ángel Alonso

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