jueves, 14 de octubre de 2021

La crisis de la Hispanidad

Todo está interconectado y la actual irrelevancia de España en el concierto mundial, ya pasa factura. El alinearse irresponsablemente con el lado equivocado y el tirar por la borda el esfuerzo de años en política exterior, reemplazándolo por la improvisación y una serie de decisiones urgidas por la necesidad y el cortoplacismo, siempre trae consecuencias… No pintamos nada, ni nadie quiere tener nada con nosotros… Simplemente nos ignoran.

Aún teniendo en cuenta las vigentes restricciones por el covid, llama la atención que ninguna bandera de algún país amigo desfilase con nuestras Fuerzas Armadas en el Día de la Fiesta Nacional, tal y cómo venía sucediendo en los años anteriores a la pandemia. Seguro que su ausencia se debió a la precaución sanitaria, pero puede que también ocurriese que ningún país tuviese interés alguno en participar con nosotros.

Hemos perdido peso internacional y eso se nota… Como en la física, donde el espacio que es desalojado por un gas o un fluido tiende a ser inmediatamente ocupado por otro, en el inestable orden mundial ocurre lo mismo y de ahí la actual crisis que sufre la idea de la Hispanidad, que parece haber convertido en “un marrón” la celebración de una efeméride tan señalada…

Auspiciada por oscuros intereses y extendida por las redes sociales, el mundo está invadido por una oleada de intolerancia que ha encontrado en nuestro legado histórico la causa propicia para descargar su frustración y odio, manipulados por aquellos que desean desviar la atención sobre su gestión y sus irregularidades.

El buenismo y la ignorancia, instalados durante los últimos años en nuestra clase política y, en consecuencia, en la sociedad, nos han vuelto débiles y bobalicones, dejando al descubierto un retroceso intelectual y la decadencia moral de una sociedad cobarde, incapaz de poner en valor y de honrar con orgullo la herencia histórica transmitida por nuestros antepasados.

El proceso de cuestionamiento y aniquilación de todo aquello que tenga que ver con la idea de la Hispanidad demuestra la perversión y maldad de quienes lo instigan, y dejan a las claras la estupidez e ignorancia de quienes les secundan. Quienes destrozan estatuas de personajes históricos amparándose en lo políticamente correcto, eso sí, visto con los ojos de los tiempos actuales, sin duda representan a una minoría del total de la población, pero hacen mucho ruido y mucho daño.

La oscuridad y la barbarie nunca deberían de superponerse a la luz y la civilización, pero, para ello, hay que dejarse de mentiras y traiciones, saber distinguir lo bueno de lo malo, perder el miedo y recuperar el orgullo que nos hemos ido dejando a girones por las alambradas del tiempo…

Solo así volveremos a ser respetados y, de nuevo, a pintar algo en el panorama internacional.

   Ángel Alonso    

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