jueves, 8 de mayo de 2025

Los burros de Pinocho

Reconozco que Objetivo La Luna proporciona un excelente puesto de observación de la actualidad… Vivimos tiempos convulsos, llenos de acontecimientos, en donde el periodismo encuentra las condiciones ideales para ejercerse, especialmente con vocación de servicio, analizando e interpretando la realidad, para intentar ofrecerla con honestidad a la sociedad…

El mundo ya no es el mismo… ha cambiado y cuesta digerir lo que, hasta hace poco, no era digerible… y no es fácil separar la realidad del, tan cacareado, relato…

Las reglas ya no existen y han desaparecido los valores, la ética y el sentido de la responsabilidad… Ser honrado y decir la verdad, pueden ser interpretados como signos de debilidad; mientras que ser un amoral, un mentiroso, un egocéntrico y un caradura, en estos tiempos, hay quien se encarga de elevarlo a virtudes de superhéroe.

Con la caída del Muro de Berlín y la desaparición de las ideologías, hemos tenido la inmensa fortuna de vivir dos décadas de paz y prosperidad durante las que hemos llegado a interiorizar que esto era para siempre… Al igual que el cuento de Pinocho, nos hemos dado a la fiesta y a vivir regalados, que, sin darnos cuenta, nos hemos ido convirtiendo en burros…

Efectivamente las ideologías desaparecieron, pero no los ideólogos… Los ingenieros sociales que un día arrastraron a las sociedades al comunismo, más tarde a las dictaduras y, tras un periodo de latencia, han vuelto transformadas en populismos, al fin y al cabo, siguen siendo lo mismo y con los mismos objetivos: controlar las sociedades y vivir a todo tren, a costa de los incautos burros de Pinocho, en la cúspide del poder…

El mundo está en plena transformación. Todo puede cambiar de un día para otro y corren tiempos en los que abunda el cortoplacismo y se echa de menos la altura de miras… Mientras unos pocos se dedican construir el futuro y sentar las bases del devenir de la Humanidad para el próximo siglo, hay quien se dedica a favorecerse a sí mismos y a su entorno, aplicando fórmulas caducadas de hace noventa años que, lamentablemente, todavía siguen funcionando y transformando en burros de Pinocho a quien no se quiere enterar.

No importa el daño que se inflija y ni el perjuicio que se cause al bien común… Tan sólo importa lo propio y el mantenerse en la cúspide del poder, aunque no se conozca más razón que la de mantenerse en él… Da igual que la degeneración y el desagradable olor a podredumbre impregne cada día, cada hora y cada minuto… No importa… Son inmunes y nada les afecta.

Seguirán y seguirán… Seguirán y seguirán… Seguirán y seguirán… ¿Hasta cuándo? Pues seguirán mientras sigan quedando incautos a los que convertir en burros o hasta que ya no quede nada… y lo peor es que no sabemos lo que ocurrirá primero.

Ángel Alonso

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