jueves, 15 de mayo de 2025

El final de la serie

Si no fuera por su trascendencia y porque nos va mucho en ello, el panorama está para sillón y palomitas… y esperar a ver qué pasa. Si esto fuese una exitosa serie, en alguna plataforma de televisión, podríamos decir que estamos en el capítulo ocho, de diez… Tan solo nos quedarían por delante, el que estamos y otros dos capítulos más para llegar al final de la temporada y, esperemos, la cancelación definitiva de la serie.

El capítulo ocho suele ser en el que todo se complica considerablemente y a un ritmo mucho más rápido… Pasan muchas cosas y, dicho de una manera gráfica, es cuando comienza a liarse parda…

Si tiene curiosidad por saber qué pasará en los otros dos capítulos que nos quedan, no hace falta ser un lince, ni un consumado guionista, para intuir que en el capítulo nueve asistiremos a una especie de “boda roja”, al estilo de Juego de Tronos, tras el enorme batacazo que ocurrirá en el primer enfrentamiento abierto entre bandos… Como suele ser habitual, en el capítulo nueve todo revienta y es en el que más leña se reparte… Se acaban las formas y la diplomacia, y llega la hora de la gran batalla de la temporada de nuestra particular serie televisiva… Como es lógico, muchos personajes, especialmente secundarios, se quedan en este capítulo y desaparecen definitivamente de la serie…

Y en el décimo y último capítulo, como suele ocurrir en una serie decente que se precie, se producirá un largo y sangriento epílogo, en el que irán desapareciendo algunos de los personajes principales y los secundarios que han sobrevivido al noveno capítulo… no faltarán las venganzas y ajustes de cuentas para que, al final, se produzca la derrota cruenta y total del malo en el segundo y último enfrentamiento abierto.

Esto es lo previsible. Pero también pudiera ocurrir que, en un sorprendente giro de guion, el malo se recupere, venza al líder del otro bando de forma agónica, utilizando alguna treta o acción traicionera, y provoque que se renueve la serie con una segunda temporada…

Aunque esta opción ahora mismo se antoja poco probable, no conviene despistarse de lo que, de ahora en adelante, vaya sucediendo. Al igual que en la célebre Juego de Tronos, en esta serie faltan escrúpulos, no hay ética ni moral y sobra ambición. Es cierto que no hay Señor de la Noche, ni caminantes blancos, pero tenemos terroríficas amenazas que bien podrían estar a la altura.

Como decía al principio, si no fuera porque los panoramas nacional e internacional son asuntos muy serios y, muy a menudo, revuelven el estómago… vista con palomitas y desde un sillón, la serie resulta muy completa y mantiene el interés con múltiples subtramas, que se desarrollan paralelamente, y toques de esperpento cutre que, además de escándalo aportan al argumento cierta comicidad.

En Juego de Tronos se apelaba continuamente a la progresiva e inminente cercanía del invierno, como algo malo e inevitable… Un nubarrón en el horizonte, presagio de desgracia y destrucción, a lo que había que enfrentarse obligatoriamente y vencer si se quería sobrevivir.

La principal diferencia es que, en Juego de Tronos, aunque con insistencia se avisaba de que se acercaba el invierno, se contemplaba con temor y no había ganas de que llegase. Sin embargo, en nuestra serie particular estamos deseando de que el dichoso invierno llegue de una puñetera vez y, por fin, se acabe la serie… Pero, lo que da miedo, es que todavía no sabemos la duración de los capítulos que nos faltan y, lo que es peor, la trama dé un giro inesperado y nos castiguen con otra nueva temporada…

             Ángel Alonso

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