El día siguiente al de la entusiasta y bochornosa aclamación de la mujer del tío del fango, se ha cumplido otra efeméride, al menos para mí, mucho más edificante y llena de principios y valores…
La libertad no es gratis y, a lo largo de la Historia, de cuando en cuando, territorios, países y sociedades, han tenido que tributar un alto precio sacrificando a parte de sus hijos… siempre los mejores…
Como decía… El día después en el que la máquina del tío del fango, se transformó definitivamente en generosa esparcidora de estiércol, se hace muy necesario fijarnos en los, cada vez menos supervivientes, del Día D…
Hace ochenta años 154.000 soldados de los países aliados desembarcaron en las playas de Normandía, tras atravesar el Canal de la Mancha. El 6 de junio de 1944, en tan solo unas horas, 15.000 de ellos entregaron sus vidas por la libertad, tratando de abrir un nuevo frente en el oeste europeo, que arrinconase a la dictadura nazi y precipitase su final… y lo consiguieron.
Aunque a la Segunda Guerra Mundial todavía le quedarían los estertores de unos largos e inútiles meses de combate, nunca el sacrificio de muchos supuso tanto para todos… Evidentemente el mundo no es perfecto, pero a raíz de superar aquel disparate, en el que el mundo cambió, surgieron iniciativas y organizaciones cuyo principal objetivo es que aquella locura, nunca más, se vuelva a repetir…
La mirada serena de ese pequeño grupo de hombres, casi todos centenarios, debe de despertar nuestro agradecimiento y admiración. En un tiempo en el que negros nubarrones de guerra vuelven a asomar por el horizonte y en el que nuestro modo de vida y civilización occidental, pudieran verse amenazados, nunca está de más reflexionar sobre nuestro papel en el mundo y, más concretamente, en la sociedad más cercana. Ahora mismo… ¿Estaríamos dispuestos a sacrificarnos para salvar al resto y mejorar el mundo?
Lamentablemente, las encuestas y los estudios sociales dicen claramente que, la gran mayoría, no… y para nuestra desgracia esto es extrapolable a muchas cosas… y de ello se vale el tío de la generosa esparcidora de estiércol… y así nos va.
No sé qué pasará el domingo, pero al menos, los que así lo sientan, igual ha llegado el momento de enviar el mensaje de que ya estamos hartos de tanta mierda y de que nos tomen por gilipollas…
Igual para los españoles también nos ha llegado nuestro Día D en las urnas… y ya va siendo hora de que hagamos algo.
Ángel
Alonso
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