jueves, 24 de noviembre de 2022

Traidores

Traidor viene del latín, de la palabra traditor, que viene a referirse “al que entrega”. Traición es un concepto moral que se opone al de fidelidad y se produce cuando el traidor no guarda fidelidad con el traicionado.

Evidentemente la fidelidad y la lealtad son complejos espacios morales donde las personas de carne y hueso, de forma muy parecida a los personajes de una novela de aventuras, ponen a prueba la cordura, su fe y, sobre todo, la amistad.

La amistad se basa en la confianza y como también debería ocurrir en la vida real, constituye la columna vertebral de cualquier novela de aventuras. Los personajes pueden ser honorables o rufianes, capaces de lo mejor y también de lo peor. Pueden ser ambiciosos y quizás tengan un punto de locura, pero valorarán por encima de todo la alegría de estar vivos un día más y la lealtad existente entre ellos.

Como continuación de la vida, para los personajes de las novelas de aventuras, la muerte no es nada, salvo un mal trago si uno la afronta con valor, cara a cara. En las novelas se sabe que mucho peor que la muerte es la traición.

Ya en “La Divina Comedia” los traidores eran condenados al noveno círculo, el último círculo del infierno, donde eran devorados por Lucifer porque, según Dante, no había peor pecado que la traición ya que, para traicionar, primero había que ganarse la confianza de las víctimas y, puede, que hasta conseguir su amistad.

Es posible que el que traiciona a su pueblo lo haga porque no se siente identificado con él, mientras puede ser visto como una especie de héroe por aquellos con los que se alía contra los suyos para quebrantar el orden establecido.

En 1988, Denis Jeambar e Yves Roucaute publicaron “Elogio de la traición”, un libro que escribieron sobre el arte de gobernar por medio de la negación y que, basado en las ideas de Maquiavelo, también toma como modelo las teorías y figuras políticas más significativas desde la Grecia clásica hasta el Renacimiento… Maquiavelo no solo elogiaba la traición, sino que sostenía que no había jefe importante que no hubiese llegado al poder traicionando a unos y a otros, e, incluso, traicionando sus propios dictados morales e intelectuales.

Los traidores lo supeditan todo a su propia supervivencia y, carentes de escrúpulos y de ataduras morales, llegado el momento, no dudan en jugárselo todo, una y otra vez, las veces que hagan falta y con el coste que sea, buscando que una victoria les lleve a la siguiente, en el convencimiento de que, mientras ganen, se irán blanqueando, perdiendo el barniz de traidores y acabarán siendo considerados héroes a los ojos de los demás… ¿Les suena todo esto?

Afortunadamente, a lo largo de la historia, España ha sido, por regla general, un país de héroes, pero, lamentablemente, también disponemos de una nutrida nómina actualizada de personajes despreciables que surgen, de cuando en cuando, ganándose nuestra confianza para luego traicionarnos…

Ángel Alonso

 

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