jueves, 2 de junio de 2022

El bálsamo de Fierabrás

Por lo que vemos estos días por televisión y en fotografías de prensa, resulta entrañable descubrir que, al menos, hay una persona sonriente y celebrando cosas… Empáticamente siempre es agradable y saludable alegrarnos cuando a los demás les va bien, aunque solo sea uno y al resto la cosa nos esté yendo regular o mal…


Ver a la gente feliz es una de las aspiraciones de cualquier biennacido, máxime si vivimos en sociedad, y compartimos valores y territorio. Por proximidad, siempre que a nuestro alrededor hay alguien irradiando alegría, acabamos contagiándonos de su energía positiva y nuestra vida cambia para mejor…

Y ahora que caigo, tal vez y precisamente, éste sea el objetivo de nuestro esforzado líder que, a falta de alguna buena noticia sobre nuestro presente y futuro, en un ejemplar alarde de compromiso con todos nosotros para evitar que caigamos en el desánimo, ha debido de echarse algo en la cara, para que se le ponga más dura, y así poder mantener una expresiva sonrisa durante todo el tiempo…

Da igual que las adversidades se acumulen, los problemas nos superen y el futuro se presente más oscuro que el sobaco de un grillo, porque, pase lo que pase, antes de caer en la desesperación, siempre podremos recurrir a la reconfortante contemplación de la sonriente cara de nuestro líder que, a semejanza del bálsamo de Fierabrás y con la celeridad de la purga de Benito, obrará milagros en nuestro ánimo y solo tendremos ganas de celebrar cosas y de brindar por lo bien que va todo…

No hay tiempo suficiente y todo sería poco para agradecer a este esforzado hombre lo mucho que está haciendo por nosotros que, según sus propias palabras, nos ha mejorado la vida… Claro que siempre habrá díscolos antipatriotas fascistas de ultraderecha y antidemocráticos, que siempre le estarán poniendo pegas a todo y nunca reconocerán la vocación de servicio y la entrega de este buen hombre a los demás, anteponiendo siempre los intereses de la ciudadanía a los suyos propios… Prueba de ello es que, solo él, imperturbable y aunque le duela la cara, por muy dura que la tenga, no para de reír intentando contagiarnos su alegría, siempre preocupado por nosotros y nuestro bienestar.

Han transcurrido cuatro años, pero se han pasado volando… Lo malo es que, por culpa de los desagradecidos díscolos antipatriotas fascistas de ultraderecha y antidemocráticos que, en su radicalismo, son capaces de votar a otro, ya solo nos va quedando poco más de un año y medio para seguir disfrutando de la terapéutica y contagiosa sonrisa de este ejemplo viviente de liderazgo y sensibilidad que tanto se preocupa, día a día, por continuar mejorándonos la vida.

Mucho ánimo…                                                                                                                                                                                                                                 Ángel Alonso

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