En 1940 Walt Disney estrenaba la película Fantasía y en ella, sin duda, su parte más famosa es la tercera, “el aprendiz de brujo”, basada en el poema del mismo nombre de Johann Wolfgang von Goethe y la pieza musical de Paul Dukas, y protagonizada por y a mayor gloria de Mickey Mouse.
Todo comienza con el hechicero Yen Sid trabajando en su magia mientras su aprendiz Mickey realiza las tareas del hogar. Al cabo de un rato Yen Sid se quita el sombrero y bostezando se dirige hacia sus aposentos para echarse una siesta… Una vez se queda solo, Mickey se pone el sombrero del hechicero y prueba a hacer magia con una escoba a la que ordena que cargue cubos de agua para llenar un caldero… Como la cosa le sale bien Mickey, satisfecho por su logro, se sienta en una silla para disfrutar de su hazaña y, al poco, se queda dormido.
Después de soñar que era un poderoso mago, al cabo de un rato Mickey se despierta y comprueba que la habitación está inundada porque, aunque el caldero ya estaba rebosante, la escoba no se ha detenido y sigue acarreando cubos de agua sin parar… Mickey trata de detener la escoba, pero ésta sigue trayendo más y más agua, haciendo que el nivel siga subiendo de forma alarmante…
Superado por el estropicio y a la desesperada, Mickey coge un hacha y corta la escoba en un montón de pedazos… Pero de pronto, cuando parece que, por fin, todo ha acabado, los trozos de la escoba cobran vida, les salen brazos y se convierten en muchas escobas acarreando agua… Con todo fuera de control, Mickey trata de achicar agua, pero sus esfuerzos son inútiles porque hay demasiadas escobas cargadas con cubos llenos que, sin parar, siguen vertiendo en el caldero… Cuando la situación se ha ido completamente de las manos y con Mickey en medio de un remolino, aparece el mago Yen Sid y con un simple movimiento de las manos hace que descienda el nivel del agua y que el ejército de escobas vuelva a ser una sola e inerte.
Yen Sid se queda mirando a Mickey y éste le devuelve el sombrero y la escoba al hechicero y comienza a recoger para recomponer el desastre… Al poco Yen Sid golpea a Mickey por detrás con la escoba, y el aprendiz de brujo sale corriendo de la habitación y se va…
Me ha venido este cuento a la cabeza para
describir nuestra errática política exterior, dirigida por un irresponsable
aprendiz de brujo al que más nos vale que, cuanto antes, lleguen unas
elecciones que nos permitan echarle a escobazos… Se lo tiene bien merecido y es
de esperar que nosotros hayamos aprendido la lección y no volvamos a descuidar
el sombrero mágico, evitando que la historia se vuelva a repetir. Ángel Alonso
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