jueves, 3 de febrero de 2022

El pícaro Lucas Trapaza

Supongo que como una gran mayoría el domingo estuve viendo el partido de Rafael Nadal. Fueron tantas las sensaciones experimentadas a lo largo de las cinco horas y media que duró su enfrentamiento al ruso Mendeleev, y el subidón final con su triunfo que, varios días después, todavía me dura la alegría y la sensación de orgullo por ser compatriota de un tipo que, sin duda, ya es con toda justicia el mejor deportista español de todos los tiempos.

Bien es verdad que esta semana he estado volcado en otras cosas y apenas he dedicado tiempo al seguimiento patrio diario, con lo que, posiblemente, he ahorrado en arcadas, vómitos, mala sangre y desánimo… Veo al que ustedes se están imaginando por televisión y me asalta la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que este individuo y Nadal pertenezcan al mismo país? ¿Cómo es posible que dos personas tan distintas han podido nacer, crecer, formarse y desarrollar sus talentos compartiendo nacionalidad y con resultado tan diferente?

En un primer momento pudiera parecer una anomalía, algo con pocas probabilidades de que ocurriese y que debiera interpretarse como un fenómeno extraño, una curiosidad o un capricho de los dioses… pero nada más lejos de la realidad.

Evidentemente los dos son personajes únicos, dos auténticos fuera de serie cada uno en su campo… pero los dos son legítimos hijos de España y ambos paradigmas de dos prototipos de protagonistas del paisaje humano español a lo largo de nuestra historia… Uno es el héroe y el otro es el pícaro…

El primero es constancia, esfuerzo y espíritu de superación… El segundo la inmediatez, el acomodo y el espíritu de supervivencia… Uno personifica la honradez, los valores y la entrega a los demás… El otro encarna la mentira, la indignidad y la servidumbre a sí mismo… El héroe es humilde… El pícaro soberbio… El primero es un orgullo para la comunidad… El segundo es una vergüenza…

Nadal es el gran exponente actual de la gran saga de personajes relevantes y anónimos que, con mucho sacrificio, han construido España a lo largo de los tiempos, para ellos y para las generaciones futuras…  El otro es la viva encarnación de Lucas Trapaza, el personaje protagonista de la novela picaresca titulada, “Aventuras del Bachiller Trapaza”, escrita en 1637 por Alonso de Castillo Solórzano y que, en 1974, Fernando Fernán Gómez inmortalizó en la serie de televisión, “El Pícaro”.    

Lucas Trapaza es un claro exponente del pícaro del Siglo de Oro, cuya esencia se ha perpetuado en la sociedad española a través de los tiempos. En lugar de esforzarse honradamente, el pícaro es un parásito que siempre busca la manera de sobrevivir y escalar socialmente mediante el engaño y el desahogo que le otorgan su total carencia de escrúpulos y de valores.

El héroe y el pícaro… El deportista y el que ustedes se están imaginando… El uno nos proporciona orgullo, el otro nos hace sentir vergüenza… Lamentablemente los dos son marca España.                                                                                                                                                                                                                        Ángel Alonso


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