jueves, 25 de noviembre de 2021

La lira de Nerón

Están pasando tantas cosas y todas malas, que es difícil elegir una sola de la que hablar… El panorama es desolador… Las crisis económica, social, laboral y pandémica amenazan el inminente horizonte navideño, que se augura como una especie de canto del cisne antes del estallido ciudadano contra un Gobierno que, incapaz de resolver nada, ni está, ni se le espera.

Con los presupuestos asegurados y con las ayudas europeas en trámite, el presidente del Gobierno lo apuesta todo a una rápida recuperación económica que haga olvidar su mala gestión y sus peligrosos tratos con sus, nada recomendables, compañeros de viaje… Con estos mimbres no solo aspira a agotar la actual legislatura, sino que espera recomponer su desgastada figura y volver a renovar por otros cuatro años más en las próximas elecciones generales… Ese es su plan, pero lo va a tener muy difícil.

A pesar de contar a su favor con la torpeza de una oposición que, en lugar de volcarse en presentar una alternativa competente al actual desconcierto gubernamental, ha optado por desangrarse en estúpidas luchas internas que nadie entiende, el presidente del Gobierno ha conseguido escarbar, con sus propias uñas, un pozo de mentiras, incompetencia e indignidad, tan profundo, que por mucho que tire de márquetin, de propaganda y de promesas de reparto de dinero a lo Tío Gilito, difícilmente podrá volver a salir a la superficie.

Cualquier otro ser humano, ante un panorama tan complicado, contemplaría devolver la voz a los ciudadanos, convocando elecciones a corto plazo… Pero si todavía hubiese algún ingenuo que aun lo espere, que abandone toda esperanza porque eso no va a pasar… Es tal el apego al poder del personaje que, si no ve clara su revalidación en las urnas, es capaz de apurar hasta el último día de los dos años que le quedan, disfrutando de las prebendas presidenciales, y no presentarse como candidato a la reelección.

Si esto sucediese, serían dos años perdidos a lo Nerón, tocando la lira de la propaganda y de su autopromoción exterior, mientras España se consume en múltiples incendios, en todos los frentes… Al ingenuo que todavía pudiese quedar por ahí y que basa su esperanza en un arrebato de responsabilidad, es mejor que se caiga del guindo y afronte la realidad… Al igual que no se pueden pedir peras al olmo, ni pretender que las ranas críen pelo, no se puede esperar que a quién solo le importa él mismo, de repente le interesemos los demás… Por muchos que seamos.                                                                                                                                                                  Ángel Alonso

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