jueves, 4 de noviembre de 2021

La Cumbre de Glasgow

Organizada por las Naciones Unidas, ya está en marcha hasta el próximo 12 de noviembre, la ya célebre Cumbre del Clima de Glasgow (COP26) donde, tímidamente, parece que ya se van alcanzando algunos acuerdos y consiguiendo algún que otro compromiso.

De momento y aunque todavía quedan días para acordar más cosas importantes, parece que los líderes de más de 100 países del mundo se han comprometido a terminar con la deforestación para el año 2030, con lo que se pretende proteger alrededor del 85% de los bosques que aún quedan y también, para 2030, se ha negociado reducir en un 30% las emisiones de metano.

La Cumbre de Glasgow llega en un momento decisivo para tratar de frenar e intentar revertir la actual acción climática global. A estas alturas a nadie debería escapársele que la temperatura está subiendo y que el mundo entero se está calentando con todas las consecuencias negativas que ello acarrea. Por ello la Cumbre de Glasgow trata de ser un gran aldabonazo que propicie una acción más rápida y ambiciosa de la Comunidad Internacional para cumplir con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC.

La causa es encomiable y, sin duda, cualquier esfuerzo en ese sentido siempre merecerá la pena. Pero la Cumbre de Glasgow nació lastrada por la ausencia de cuatro de los cinco países más contaminantes del mundo, como son: China, Rusia, Australia y La India.

Es cierto y es una buena noticia, que participa Estados Unidos, pero hay que reconocer que prácticamente ha sido una incorporación de última hora, propiciada por el cambio de presidente, y que está por ver su compromiso real durante los próximos años.

Sea como fuere, todo apunta que, una vez más, se volverán a cargar las tintas sobre la vieja Europa, que seguirá machacando a sus ciudadanos en medio de una enorme crisis económica, energética y social… Que hay que contribuir a paliar el cambio climático, está fuera de toda duda… que hay que cuidar al máximo el planeta, por supuesto, ya que nos va en ello nuestra propia supervivencia como especie… que hay que hacer esfuerzos y que cuestan mucho dinero, lo tenemos claro… Pero es evidente que de poco sirve que nos hagan sentirnos como criminales por asar unas chuletas en la barbacoa, cuando gran parte del mundo hace lo que le da la gana, sin ningún tipo de restricción.

Las exageraciones no son buenas y la proliferación de mensajes catastrofistas perturba el mensaje y alienta el desapego de la población en general. Las palabras y la concienciación de parte de la población mundial, está muy bien, pero quizás, a estas alturas, lo que se empieza a echar en falta es que los dirigentes y los políticos, en general, de verdad hagan su trabajo, y creen y apliquen un plan global, para un problema global… y no que tan solo una parte de la población mundial tenga que cargar con todo el esfuerzo para salvaguardar la salud del planeta entero.                                                                                                                                                     Ángel Alonso

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