jueves, 11 de noviembre de 2021

La búsqueda de la verdad

En Austin, la capital del Estado de Texas, acaban de crear una universidad que busca oponerse a la asfixia creciente provocada por la ortodoxia progresista y su discurso fundamentalista a favor del identitario racial y de género.

La nueva Universidad de Austin trabajará por preservar la libertad de investigación y el intercambio de ideas, frente al clima irrespirable que se está viviendo en la mayoría de los centros universitarios de Estados Unidos, donde el autoritarismo ideológico de la izquierda posmoderna veta cualquier otro discurso, sobre identidad o de género, que no se ajuste a sus parámetros constructivistas de ingeniería social.

En el anuncio de su creación, la nueva Universidad de Austin dice que estará dedicada a “la búsqueda de la verdad”, estableciéndose como un espacio consagrado a la libertad de expresión y el pensamiento crítico; y enfrentándose abiertamente a la corriente de censura y de infantilización que sacude, en general, a la sociedad estadounidense y también a la europea, en la actualidad.

Vivimos tiempos peculiares en donde lo conocido como “políticamente correcto”, la imposición de las ideologías de género o racial, el reclutamiento forzoso a la causa ecologista militante y la búsqueda constante de supuestas razones para diferenciar y separar, se nos está yendo de las manos…

Hasta hace poco pensábamos que la censura y el oscurantismo eran cosas de regímenes opresivos de países lejanos y nunca de un país europeo, y democrático, como España. Nos sentíamos tan a salvo en nuestra maravillosa sociedad libre, que no vimos acercarse los negros nubarrones del totalitarismo del pensamiento único y de la pérdida de libertades.

Desde por la mañana, hasta por la noche, se afanan en inculcarnos como tenemos que pensar, lo que tenemos que comer, las aficiones que debemos tener, la cultura que nos tiene que gustar, cómo tenemos que educar a nuestros hijos o, en definitiva, cómo tenemos que vivir… Eso sí… Sin parar en ningún momento de cotizar y de pagar impuestos para que, con nuestro dinero, puedan seguir haciendo ingeniería social.

Resulta increíble, pero vamos camino de que el miedo a ser señalados llegue a ser endémico en una sociedad libre, como se supone que sigue siendo la nuestra. Por eso la creación de una nueva universidad, aunque sea al otro lado del océano, que supuestamente defiende “el derecho a pensar lo impensable, a debatir sobre lo innombrable y a cuestionar lo incuestionable”, siempre es una gran noticia… Por algo se empieza.                                                                                                                                                                                                                             Ángel Alonso

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