Hace unos días los geólogos nos anunciaron
la aparición de una enorme grieta en Kenia, que podría simbolizar el inicio de
la fracturación del continente africano, tal y como lo conocemos en la
actualidad. Al parecer la abertura se extiende a lo largo de varios kilómetros,
entre la ciudad de Mai Mahiu y el Parque Nacional de Masái Mara, en pleno Gran
Valle del Rift. De consumarse la partición, dentro de unos cincuenta millones
de años la extensión de África se vería reducida en lo que abarque el nuevo
continente, de momento conocido como la Placa Somalí, que integraría los
actuales territorios de Somalia y la mitad de Etiopía, Kenia y Tanzania.
Son varias las ocasiones en las que he
tenido la oportunidad de viajar al África Oriental y de conocer el Gran Valle
del Rift, en distintas localizaciones… Incluso, estando en la parte de
Tanzania, he podido experimentar algún temblor sísmico de no demasiada
intensidad. Es una región impresionante, en general, dominado por la sabana, y
jalonada de lagos y de volcanes… Allí se encuentra la mayor concentración de
animales salvajes del mundo y también se sitúa el origen del hombre, con el
yacimiento paleontológico de la Garganta de Olduvai a la cabeza, considerado la
cuna de la humanidad… No ocultaré que
una parte de mi corazón se quedó allí para siempre, por lo cual estoy condenado
a volver cuando las circunstancias de la vida me lo permitan…
Durante estos días he podido reflexionar
sobre las consecuencias que irá trayendo el agrandamiento de la grieta en
aquella parte del mundo. Puede que al principio no se note demasiado y el
ecosistema se mantenga sin sensibles alteraciones. Pero conforme la fisura se
vaya haciendo insalvable en determinadas zonas, la comunicación e interacción
entre los animales de uno y otro lado de la zanja se irá haciendo cada vez más
difícil, seguramente afectando a las rutas migratorias y marcando el futuro del
lado oriental de la grieta en función de las especies animales y vegetales que
queden allí atrapadas cuando se produzca la separación definitiva de la Placa
Somalí.
A partir de ahí, lo que era un único
espacio evolutivo se convertirá en dos, y el tiempo y la vida se encargarán de marcar
las diferencias en función de las peculiaridades del nuevo continente, dando
paso a nuevas especies y ecosistemas… Serán territorios aislados y el éxito de
cada uno dependerá de sus propios recursos, pero lo que es seguro es que al
haber disminuido la extensión de los hábitats y, con ello, su capacidad de
regeneración, las dos partes serán más vulnerables.
De momento no creo que deba preocuparme
por el fraccionamiento de África… Por muy buenas costumbres que tenga y muy
saludable que sea mi alimentación, lo más probable es que no llegue a verlo… Por
ello quisiera llamar la atención sobre la grieta que sí me preocupa y que,
lamentablemente, casi todos podríamos comprobar su catastrófica evolución
dentro de poco… Es la zanja que se ha abierto entre España y Alemania, y por
ende en la Unión Europea, con el caso del fugado Puigdemont.
La decisión del tribunal judicial regional
del país germano, del lugar que todos sabemos y que me da pereza reproducir, ha
actuado como una violenta sacudida sísmica en los cimientos del proyecto
europeo… De momento con un epicentro que ha afectado de lleno a España, pero
que es seguro que, de no aplicarse soluciones inmediatas de forma contundente,
los temblores continuarán por todo el espacio europeo y la aparición de nuevas
grietas fracturarán, en muy poco tiempo, la idea de Europa en la que ahora
estamos y que tanto ha costado conseguir…
A diferencia de la grieta africana, en el
caso de la fractura europea los seres humanos podemos interactuar, frenar su
agrandamiento, reparar las consecuencias y poner los medios para que no vuelva
a pasar… Pero me temo que para realizar esta opción hacen falta ganas de
solucionarlo y un gran esfuerzo común para que no vuelvan a aparecer nuevas
grietas… La actual se llama Puigdemont y ha servido para dejar al descubierto
la decepcionante actitud de Alemania para con España… Evitar las fracturas y
solucionar las inevitables, cumpliendo los acuerdos, es labor de todos los
miembros de la Unión Europea, cuya relación se basa en la confianza mutua…
Si ésto no se tiene claro y si por parte
de todos los miembros no existe ni la motivación, ni la intención, ni el
respeto necesario para seguir con el proyecto europeo hacia delante, la cosa
tiene muy difícil solución y quizás sea mejor dejar que la naturaleza siga su
curso y, al igual que la grieta aparecida en Kenia acabará dividiendo África,
la fractura Puigdemont provoque la ruptura de Europa y que cada pedazo dirija
su propio destino en función de lo que pueda y a su suerte…
Es posible que el caso del fugitivo
Puigdemont todavía se pueda reconducir y confiemos en que la Ley y el Estado de
Derecho acaben triunfando sobre todo este disparate. Pero me temo que lo que
será aún más difícil, es que se restituya la confianza perdida entre Estados. Al
igual que mi afección por el África Oriental, soy un europeísta convencido… y
si, inevitablemente, se tuviese que fracturar Europa, que sea también dentro de
cincuenta millones de años… Nunca perdamos la esperanza.
Ángel
Alonso
Por favor... Un poquito de responsabilidad...
La ira de los dioses
Morir con las botas puestas
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