Ya lo decían los antiguos romanos hace ya
algunos siglos… Cuando un general o el propio emperador regresaba triunfante
tras una exitosa campaña militar, era costumbre que se organizase un desfile
triunfal para su entrada en Roma… El principal homenajeado devolvía los saludos
al pueblo desde un carro semicircular tirado por cuatro briosos caballos,
mientras el gentío gritaba enfervorecido lanzando loas en favor del triunfador,
triumphator, que regresaba a casa
tras añadir territorio y fortuna a las arcas del imperio…
Recorrer las principales vías de la ciudad
siendo aclamado por la multitud que se agolpaba al borde de la calzada para
honrarle, debía de ser tan impresionante para el homenajeado que, no sería extraño pensar, le produciría
tal subidón de autoestima que podría llegar a creerse el rey del mundo o,
quizás, una divinidad o algo así…
Fue por eso por lo que, para intentar que
el general triunfador mantuviese en lo posible su contacto con la realidad,
surgió la figura de un esclavo que le acompañaba en el carro, inmediatamente
detrás de él, y que sosteniendo los laureles
de la victoria sobre la cabeza del triumphator
le recordaba constantemente la fórmula: Respice
post te, hominem te, ese memento… Lo que viene a significar algo así como: Mira atrás y recuerda que sólo eres un
hombre… La función del esclavo era evitar que, en la apoteosis del
homenaje, el general pudiese a llegar a creerse una deidad, pudiendo despertar
así la ira de los dioses…
Trasladando el símil a la actual situación
de Cataluña y salvando las distancias con los antiguos generales romanos que
regresaban triunfantes aportando territorios y riquezas a la República, y más
tarde al Imperio, es posible que, aclamado hasta el delirio por los
independentistas, el presidente catalán no ha dispuesto del esclavo que debía irle
recordando su condición humana…
El problema ha sido que, a diferencia de
los generales romanos, el presidente catalán no ha aportado ningún tipo de
riqueza a su Comunidad Autónoma, sino todo lo contrario, y sí ha traído la
desgracia para los ciudadanos de Cataluña… Lo que está ocurriendo con la salida
de empresas y bancos, recuerda a la época tardía del Imperio con el traslado de
la capital de Roma a Constantinopla… Y todo apunta que, si no se pone remedio y
con la población enfrentada, asistiremos a las invasiones bárbaras y al saqueo
de lo que quede en pie…
Es muy triste… Son tiempos difíciles de
catarsis y sufrimiento para todos, ocasionados por un solo hombre que quizás
llegó a pensar que había dejado de serlo y que ello le facultaba para saltarse
la ley y romper la convivencia para satisfacer sus delirios divinos…
Lo que nos queda por aclarar es, ¿por qué
leches se le organizó un desfile triunfal
sin ser un triumphator?... Conviene
recordar que ni tan siquiera se presentó a las elecciones… Y llegados a ese
punto, ¿por qué a nadie se le ocurrió ponerle un esclavo que le acompañara a
todas partes recordándole que tan sólo era un hombre y que, por su condición,
debía de acatar la ley como todos los demás?
Lástima no haberlo hecho, porque quizás
así hubiéramos evitado la ira de los
dioses…
Ángel
Alonso
Cierto es que al ser humano siempre se nos debe estar recordando, constantemente, cual es nuestra verdadera condición, que no es muy distinta a la de todos los demás. El hecho de tener esto claro, es lo que diferencia al triumphator del esclavo. O al esclavo del triumphator?
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