Mientras el tío del fango aguanta y los demás aguardamos, cada vez con más pereza, a ver cómo evoluciona el sainete patrio, asistimos en directo a cómo el mundo que conocimos se derrumba ante nuestros ojos y evoluciona hacia otro escenario internacional distinto, en el que no conocemos, ni el camino, ni el destino…
Vivimos tiempos convulsos, lamentablemente, quizás preludio de tiempos más difíciles, que todavía están por venir, sin líderes y en manos de, posiblemente, la clase política con uno de los niveles más bajos, al menos, de la historia reciente…
Europa, la vieja Europa… La luz y faro de la civilización occidental… La inventora de la Democracia y de los Derechos Humanos… La creadora de culturas y de imperios… La defensora de la Fe y de los valores de la Cristiandad… El escenario del Renacimiento, la Revolución Francesa y la Revolución Industrial… El brazo ejecutor de la Globalización y, también, la causante de muchas de las mayores atrocidades de la Historia de la Humanidad…
Territorio de investigación y de ciencia, pero también el lugar en el que surgieron las más perniciosas ideologías y los conflictos más crueles… El sitio en el que se fundó la Cruz Roja y la Sanidad pública, y se crearon la mayor parte de las vacunas como remedio contra las enfermedades más atroces… El lugar en el que unos pocos, hicieron tanto por muchos, regalándonos el mayor periodo de paz de la Historia, poniéndose de acuerdo en aquello que nos une y restando o eliminando las diferencias que nos separan… Esto es, en definitiva, Europa… La vieja y, también, la actual Europa…
Pues bien, la antaño poderosa, sufre los vaivenes de los tiempos actuales, dejando al descubierto sus debilidades y, si no lo remedia, corre el riesgo de enfilar el camino, quizás irreversible, hacia la irrelevancia en el futuro escenario internacional…
Hemos envejecido y no sólo como población… Nos hemos acomodado y, por dejación y falta de visión, hemos delegado en el resto del mundo nuestra dependencia para mantener nuestro nivel y estilo de vida occidental… Quizás nuestra vanidad nos llevó a creer que el resto del mundo estaba para atender las necesidades de los europeos y que se iba a conformar con ello, aceptando a perpetuidad el papel que Europa les asignó…
Pero he aquí que no… El mundo entero está en proceso de cambio… Europa se haya amenazada por guerras y conflictos demasiado cercanos geográfica, cultural y económicamente… En pocos decenios hemos pasado de ser potenciales agresores, a ser apetecibles agredidos… La amenaza invasiva está ahí, en su flanco sur, en Oriente Próximo, en su costado oriental y, económicamente, desde China e, incluso, Estados Unidos…
Si no le ponemos remedio y nos ponemos manos a la obra, Europa corre el riesgo de disolverse como un azucarillo… y puede que sean demasiadas las cuentas pendientes que algunos dicen disponer, listas para pasar al cobro…
En algún lugar de Oriente Medio, alguien me dijo en una ocasión: “En un futuro, Europa será musulmana… no tenemos prisa… los europeos tenéis perros y nosotros tenemos niños…”
Quizás haya llegado el momento de reaccionar. Ángel Alonso
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