jueves, 19 de septiembre de 2024

Una espera un poco larga

El mundo está sorprendido por la eficacia de los servicios de inteligencia israelíes.

Creado en diciembre de 1949 por recomendación del entonces primer ministro israelí, David Ben-Gurion, la solvencia del Mosad siempre ha sido legendaria.

Después del descrédito sufrido por el Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales de Israel, tras el ataque no detectado realizado por Hamas en octubre del año pasado, por el que, se estima, que todavía mantienen 116 personas como rehenes o cautivas en Gaza, el Mosad buscaba un golpe de efecto que le devolviera su credibilidad, al menos, ante la opinión pública israelí… y vaya si lo ha conseguido.

Una operación secreta impecable que, como cualquier operación secreta que se precie, fue secreta en su concepción y planeamiento, en su elaboración, en su ejecución y también debería serlo para siempre, pero que, a buen seguro, tarde o temprano veremos recreada en una película o en una serie para televisión.

Porque así ha sido, una operación de película a la que, por inverosímil, hubieran rechazado al mismísimo John Le Carré si lo hubiera presentado a su editorial como argumento para una hipotética nueva novela de espionaje.

Y mientras, ¿nosotros qué? Pues nosotros a vueltas con el sainete patrio, con el tío del fango a la cabeza, líder de la secta sobre la que tiene el control total de sus miembros.

Aún, así y por muy bajo que sigamos cayendo a cada ocasión, sigo confiando y estoy convencido, de que el Estado se defiende a sí mismo y que, tarde o temprano, el Estado de Derecho pondrá a cada cual en su sitio… No queda otra.

Mientras ese momento llega, es verdad que la espera se nos va a hacer un poco larga… No perdamos la esperanza.                                                                                                                                                                                             Ángel Alonso

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