jueves, 9 de mayo de 2024

Que nos quiten lo bailado

Sumergidos en el sainete patrio, que algunos relacionan con un lodazal y que muchos lo equiparan directamente a un estercolero, un partido de Champions del Real Madrid es una bendición…

Al menos por un rato aparcamos a los del sainete y los problemas del día a día, y nos aprestamos a vivir… y sí digo vivir, porque aquí no se asiste, aquí los espectadores se unen a la ceremonia iniciática que es cada partido de fútbol, en la que, nadie lo puede explicar, sistemáticamente se repiten las mismas etapas y se termina con el mismo apoteósico final…

No es magia… es el orgullo de portar un escudo y la pasión por unos colores, que transforma a los jugadores en míticos héroes griegos defensores de Las Termópilas, dispuestos a terminar la contienda sosteniendo el escudo o encima de él…

Puede que a muchos les parezca una tontería pero, en medio de tanta porquería, se agradece el momento en el que un equipo, vestido de blanco, salta al terreno de juego para regalarnos con un surtido variado de sensaciones, basadas en el talento, el espíritu de equipo, la generosidad en el esfuerzo, el no rendirse jamás y, por muy mal que pinte la cosa, una fe ciega en la victoria…

El Real Madrid es esa bocanada de aire fresco y limpio, cuando el mal olor es insoportable… es como esa jarra congelada, llena de cerveza fría, cuando el sol supera los cuarenta y cinco grados en pleno desierto… es como ese sobre de jamón de bellota, envasado al vacío, cuando llevamos tiempo dando vueltas por ahí, comiendo cosas raras…

No hay que buscarle explicación… tampoco la tiene. Tan solo hay que disfrutarlo intensamente hasta que se acabe y luego ya veremos… pero de momento, como dice el clásico, que nos quiten lo bailado…

En tres semanas otra nueva ocasión para disfrutar con algo más que un partido de fútbol… Una oportunidad especial de volver a hacer historia, como solo lo hace el Real Madrid.

¡¡Hala Madrid!!                                                                                                                                                                                                                        Ángel Alonso

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