jueves, 18 de mayo de 2023

Poder pagarnos el cine

Inmoralidad, vergüenza, indecencia, indignidad… Nuestro idioma es muy rico, pero no es descartable que al final empiecen a faltar palabras para referirnos a la política española actual. A pocos días de, por fin, ir a votar, parece que hay formaciones políticas que, a la caza de votos, no tienen escrúpulos en traspasar alguna de esas líneas de las que no es posible regresar con la conciencia limpia.

En este momento no tenemos forma de saber qué va a ocurrir el próximo domingo, 28 de mayo, pero, en estos momentos, me gusta pensar que mis compatriotas son lo suficientemente inteligentes para saber lo que tienen que hacer.

De eso se trata, que la voz de la mayoría marque el devenir de toda la población… y eso está muy bien. Reconozco que estoy un poco harto de que, a cambio de apoyos, faciliten a las minorías la posibilidad de imponer sus condiciones al resto, como también lo estoy de que, en algunos ambientes, piten mi himno, insulten a mi rey, menosprecien y se rían de quienes, con impuestos, les pagamos sus sueldos y les concedemos un nivel de vida al que, de tenerse que desenvolver en el ámbito privado, es muy posible que se muriesen de hambre.

No se a usted, pero a mí ya me va apeteciendo una política normal, que se ocupe de cosas normales y que busque mejorar la vida a la gente normal. Estoy saturado de estridencias, desigualdades, mentiras, ideologías absurdas y ocurrencias cortoplacistas que, lejos de solucionar nada, contribuyen a agravar los muchos problemas que nos agobian a día de hoy.

Creo que es hora de ir pensando en dar carpetazo a una guerra fratricida, que acabó hace más de ochenta años, y en la que la gran mayoría perdimos antepasados nuestros distribuidos entre los dos bandos. Por el contrario, muchos somos los que pensamos que todavía es demasiado pronto para blanquear a asesinos y a oscuras organizaciones, poco o nada democráticas y claramente contrarias a los intereses de España y de la mayoría de los españoles.

Al menos en mi caso, me gustaría recuperar la confianza en mis dirigentes políticos y, para empezar, sería bueno que dejaran de mentir continuamente, que abandonasen las ideologías inútiles e interesadas, que depusieran su esfuerzo en organizarme y decirme como he de vivir, que dejasen de considerarme un idiota y, también, me gustaría recuperar la igualdad entre todos los españoles, independientemente del lugar de España en el que vivamos.

Igual soy un soñador, pero, en definitiva, lo que quiero es volver a lo que nos une, recuperar la esperanza, vivir en paz y libertad, que se respete la propiedad privada y se premie la cultura del esfuerzo, que haya trabajo de verdad para todos y, también, cuando llegue a los sesenta y cinco, poder pagarme el cine e ir el día de la semana que a mí me dé la gana.   

De momento, el primer paso, el domingo 28 de mayo.                                                                                                                                                        Ángel Alonso

 

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