Hace tiempo que llevo intentando desarrollar la empatía con el presidente de mi comunidad de vecinos… Adelanto que es un caso muy particular y que es difícil encontrar coincidencias.
Debe ser duro llegar al cargo de responsabilidad más relevante y que pocos o nadie te quiera. Que llegue San Valentín y en lugar de recibir flores o una corbata te tengas que despachar con informaciones que te dejan en mal lugar ante los vecinos u opiniones que se burlan de ti a costa de una desesperada y mentirosa campaña de imagen.
Debe ser complicado que mires a tu alrededor y que abunde la mediocridad e incompetencia por haberte deshecho del talento que pudiera hacerte sombra…
No debe de ser nada fácil el haber llegado a dónde estás y, en lugar de hacer cosas buenas para la mayoría, tengas que tragar todos los días con lo que te cobran tus socios por mantenerte un día más en la presidencia.
Debe de ser difícil de llevar, el hacer el ridículo día sí y día también, y no tener más remedio que intentar ocultar tu mala gestión bajo un manto de mentiras, mientras te esfuerzas en realzar tu soberbia y egocentrismo para disimular que, en realidad, no eres el que manda y si quienes te mantienen donde estás.
No debe de ser sencillo mantener en funcionamiento un circo de tres pistas, con decorados de cartón piedra, mientras continuas con el espectáculo a pesar de que ya te ha visto el truco.
Tiene que ser muy duro el hacer continuamente la oposición a la oposición o el estar mirando continuamente al pasado, sembrando la discordia, como único argumento para obtener los apoyos necesarios que te permitan mantenerte a gusto, contigo mismo, en el poder.
Debe de ser difícil de aceptar que tu primera obligación es proteger a los vecinos y no dirigir sus vidas, mientras haces todo lo contrario administrando mal, regulando peor y aplicando una ingeniería social al dictado de quienes te controlan desde las sombras.
Es triste para un egocéntrico el vislumbrar tu final en la expresión y el ánimo de quienes has estado alimentando con jamón ibérico y gambas de Huelva, y que intuyes dramática su vuelta al salami y al chóped.
Debe resultar muy incómodo el no poder fiarte de nadie y tener que moverte siempre a oscuras, para que no te vean y evitar que te insulten.
Y debe de ser desmoralizante que te digan continuamente que eres el peor presidente de comunidad de la historia de la urbanización y, al final, darte cuenta de que llevan razón…
Por todo ello, antes de que sea peor, desde la comunidad de vecinos, te decimos otra vez… Antonio vete ya.
Ángel Alonso
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