El doce de octubre hemos vuelto a celebrar el Día de la Virgen del Pilar, Día de la Fiesta Nacional, el primero en normalidad después de la pandemia.
Hubo un brillante desfile militar, con abundante representación de los cuerpos de seguridad y de protección civil. Hubo reforzamiento de la conexión de afecto de la ciudadanía con la Monarquía. Hubo el siempre inoportuno y ya tradicional, indigno episodio, acompañado por la correspondiente ración de feos detalles habituales y de alguno nuevo, de nuestro Kennedy de mercadillo... Y hubo lo de todos los años… La vuelta del eterno debate, aún no resuelto, entre “la leyenda rosa” y “la leyenda negra”.
Por encima del Día de la Fiesta Nacional de España, el doce de octubre es también el Día de la Hispanidad, hasta no hace tantos años, festejado en gran parte del mundo y, de un tiempo a esta parte, una fecha instalada en el calendario internacional en la que hacer y decir chorradas, amparados en la protección de rebaño que supone el que sean muchos los que se agolpan a hacer y decir chorradas, pero que no impide que quienes realizan esta práctica se arriesguen a destaparse haciendo gala de su ignorancia, su mala intención o su tontuna, firmemente arraigada como entusiastas activistas de la ya cansina moda “woke”.
Aunque este año se ha detectado una menor actividad internacional en contra de lo que significa el Día de la Hispanidad, no ha faltado el debate interior entre los que sostienen con ánimos exaltados que nuestros antepasados lo hicieron todo muy mal y los que, por el contrario, sostienen que se hizo todo muy bien…
Evidentemente esta discusión no nos ayuda demasiado en nuestra proyección internacional y, lamentablemente, cada vez son más los que pasan de derribar estatuas y verter calumnias a, directamente, ningunearnos… Un ejemplo representativo es el del propio Joe Biden, presidente de los Estados Unidos que, una vez más, ha vuelto a felicitar a la comunidad italoamericana por el descubrimiento de América… Y encima van los felicitados y lo celebran…
Vale que nuestro Tío Gilito, muy a menudo, da vergüenza ajena, pero la ignorancia, gañanía y ausencia del miedo al ridículo del actual líder del mundo, provoca la risa y el desprecio… Hay que ser un ceporro y muy torpe, para no conocer por qué se habla tanto español en tu país, y no italiano, y no saber que, durante trescientos años, las dos terceras partes del actual territorio de los Estados Unidos, fueron parte del Imperio Español y que, a diferencia de otros imperios posteriores, esas tierras no fueron colonias, sino que fueron España y, sus habitantes, súbditos españoles a todos los efectos.
A diferencia de los antepasados del lugar de origen de Biden, nosotros ni los exterminamos, ni, a los que aguantaron, los metimos en reservas y les robamos sus tierras… Por el contrario, los nuestros se mezclaron con ellos y les dieron un idioma y una cultura, respetando su idioma y su cultura… Compartimos una historia común y les enseñamos a leer y escribir, y para ello les construimos escuelas y universidades, para que, además, aprendiesen artes y oficios… Les hicimos agricultores y ganaderos, para que pudieran comer de forma habitual, y les construimos hospitales e iglesias para cuidar de sus cuerpos y de sus almas…
En definitiva, y por no extenderme demasiado señor Biden, llegados a este punto podemos afirmar que los españoles creamos un imperio que cambió el mundo a mejor y que usted, además de comportarse como un botarate, desde que llegó al poder, de momento solo ha conseguido que el mundo vaya a peor… Para el próximo año, le deseo un feliz Día de la Hispanidad. Ángel Alonso
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