jueves, 13 de enero de 2022

Nostradamus

Concluido el oropel navideño, nos despertamos metidos de lleno en la cuesta de enero, en esta ocasión mucho más diluida en medio de otras muchas pendientes.

Despedimos con frialdad el 2021 y recibimos con no demasiado entusiasmo el 2022… Ya por escarmentados, estamos mentalizados en que “aquello que es susceptible de empeorar, seguro que empeora” y por ello apenas dejamos margen para un resquicio de entusiasmo… por si lo estropeamos.

Ni siquiera podemos decir que todo sigue igual, porque la percepción es que todo va a peor… y, por si no fuera suficiente, hasta las predicciones de Nostradamus para este 2022 en poco o nada invitan al optimismo, ya que, ni más ni menos, anuncian para este año el comienzo de una época apocalíptica… Esto último habría que analizarlo convenientemente y ver en qué medida nos afecta a los españoles que ya estamos viviendo una época apocalíptica desde la moción de censura de 2018…

Así las cosas y a la espera de más desgracias o de alguna nueva catástrofe, no nos queda otra que seguir adelante con la esperanza de que, tarde o temprano, nos encontremos con alguna alegría… Mientras tanto podemos agarrarnos a aquello de “no hay mal que cien años dure” o, también, podemos apretar los dientes, no rendirnos y tirar hasta que el cuerpo aguante…

Puede que tan sólo sea una anotación cronológica en el calendario de nuestras vidas, pero lo cierto es que anímicamente el inicio de un nuevo año nos ayuda a volver a plantearnos muchas cosas y llenarnos de buenos propósitos… Y aunque casi siempre acabemos fracasando en nuestra lista de intenciones, el tiempo que transcurre hasta el predecible desenlace nos sirve de abono para rejuvenecer el espíritu y nos llena de ilusión al imaginarnos en un futuro idealizado por nosotros mismos.

Si hemos sido demasiado ambiciosos, es posible que la frustración se adueñe un año más de nuestros corazones, pero también es posible que, de entre los pedazos, consigamos rescatar algún pequeño brote que sea capaz de seguir creciendo en nuestro interior y nos haga evolucionar y nos acerque fugazmente a la felicidad…

Porque al final de eso se trata, de la búsqueda de la felicidad… Primero por nosotros mismos y luego por todos los que nos acompañan en este viaje sin retorno que es la vida misma… Por eso es importante que aprovechemos al máximo la oportunidad, aunque sea imaginaria, que nos da la llegada de un nuevo año y cojamos impulso espiritual, celebrando lo bueno y dándonos una pausa para seguir sobrellevando lo malo.

Lo importante es que no dudemos a la hora de intentar vivir intensamente el momento porque, queramos o no, cada instante es irrepetible y, por muy negro o incierto que se dibuje el futuro, somos dueños de nuestro propio destino y tenemos la capacidad de cambiar las cosas por mucho que las haya vaticinado Nostradamus o el mismísimo Pedro Sánchez…                                                                                                                                                                                                                         Ángel Alonso

 

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