miércoles, 23 de junio de 2021

Como castigo, ya resulta excesivo…

Tal y como se suceden las cosas, no sería de extrañar que el presidente del Gobierno esté buscando quien le escriba su nuevo éxito editorial que, bajo el título provisional de “Mis conversaciones con Biden”, optase a convertirse en el regalo de moda para las próximas Navidades.

Es evidente que si no fuera por el bochorno y la vergüenza ajena que transmite el ya célebre paseíllo de los 29 segundos, y el enorme daño que produce a la imagen de España en el Concierto Internacional, la escenita de todo un presidente de la cuarta potencia europea, persiguiendo al máximo mandatario de los Estados Unidos, al estilo de un encuestador de centro comercial, tiene su gracia por lo ridículo de la situación y lo esperpéntico del personaje, dispuesto a lo que haga falta con tal de que atienda a sus propios intereses.

Pero en estos momentos haríamos mal en entretenernos en anécdotas indignas y despistarnos de lo verdaderamente importante… Aunque la vertiginosa sucesión de acontecimientos, cuando tres días es un dilatado espacio de tiempo en el que suceden muchas cosas, dificultan la percepción de la realidad y la situación cronológica de la actualidad… como se dice mucho últimamente… “debemos mirar la Luna y no el dedo que la señala…”

En este caso “el dedo” es el aparato propagandístico y de adoctrinamiento, con todo su ruido mediático, y “la Luna” es lo mollar, y en lo que no quieren que nos fijemos… Cosas como la lamentable gestión que estamos padeciendo… el hachazo fiscal con el que nos van a crujir a impuestos… el indignante asunto de los indultos que supondrá un antes y un después para España y sus gentes… o nuestra penosa realidad internacional…

Todos y cualquiera de ellos, son motivos sobrados para que un gobierno normal, de cualquier país democrático occidental, sometido a un Estado de Derecho y reglado conforme a un Régimen Constitucional, convoque elecciones y se marche a su casa… Pero, seamos realistas… Aquí eso no va a pasar, porque, entre otras cosas, lo que este Gobierno ha demostrado sobradamente desde el principio, es que, precisamente, muy normal, muy normal, no es…

Cada vez resulta más difícil de entender cómo hemos llegado hasta aquí y, lo que inquieta ahora mismo, cómo y cuándo vamos a salir de ésta… El refranero popular dice que “no hay mal que cien años dure…” lo que está muy bien… pero lo malo del asunto es que “tampoco hay cuerpo que lo resista” y que lo probable sea que, “cuando vuelva la salud, ya se haya muerto el enfermo…”

Como diría un amigo mío: “Como broma, ya ha estado bien… como castigo, ya resulta excesivo…” Lamentablemente no nos queda otra que aguantar y a ver qué pasa…

                                                                                                Ángel Alonso

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