Se acerca la festividad de los Reyes Magos
y ya empieza a ser tradición que el sector más radical de la política española
se empeñe en engorrinarlo todo,
mezclando cosas raras en las cabalgatas… Lo que consiguen es destrozar la
ilusión de los niños y, al tiempo, cabrear a los adultos…
En esta época en la que nos ha tocado
vivir, en la que casi todo se cuestiona y casi nada se respeta, lo tradicional
está pasando a ser lo anormal y lo que, al menos hasta ahora, resultaba
peculiar, se está imponiendo a la fuerza y acabará siendo lo cotidiano… El
esperpento se supera año tras año y, poco a poco, va agotando nuestra capacidad
de asombro… La causa: la tontuna… Esa
enfermedad cuyos primeros síntomas de contagio aparecen en la juventud y que,
lejos de curarse, se agrava con la edad… Un mal que encuentra un excepcional
caldo de cultivo en la pérdida de calidad del sistema educativo y que campa a
sus anchas extendiendo la epidemia, y confundiendo la separación entre lo
social y políticamente correcto, y la gilipollez más recalcitrante…
Pues bien… En medio de todo este ambiente,
hay algo que me tiene preocupado… En poco más de año y medio se cumplirán
quinientos años desde aquel 10 de agosto de 1519 en el que cinco naves, con
doscientos cuarenta y cinco hombres a bordo y al mando de Fernando de
Magallanes, partieron desde el puerto de Sevilla para completar una de las
mayores gestas de la historia de la exploración y, por ende, de la historia de
la Humanidad… La primera vuelta al mundo que, tras tres años de penalidades
navegando hacia el oeste, completaría Juan Sebastián Elcano, arribando a
Sevilla el 8 de septiembre de 1522 con tan solo la Nao Victoria y diecisiete escuálidos
tripulantes…
Visto lo visto, me preocupa que, como no
podía ser de otra manera en un país normal y orgulloso de su historia, a
alguien se le ocurrirá hacer una película tratando de contar la hazaña… Lo que
no será normal y esto son cosas que, debido a la tontuna, solo ocurren en España, por tratar de hacer una
película social y políticamente correcta, que recoja todas las sensibilidades y
que incluya a todas las minorías e ideologías, me temo que acabarán poniéndonos
en los cines un peñazo insoportable
que nada tendrá que ver con la gesta original y que, tras verla, saldremos de
los multicines con menos dinero y un poco más idiotas…
Tal y como están las cosas, no resultaría
descabellado imaginar que, por exigencias de determinados sectores de la
sociedad y por interpretaciones ideológicas, la tontuna haría estragos en el guión de la película… Sin duda una
de las primeras adaptaciones sería el de dar un pequeño retoque a la
composición de la tripulación… Habría paridad… Y dentro de ella la trama se
vería enriquecida con bonitos romances, sin demasiada fidelidad, en los que,
por supuesto, también habría lugar para desarrollar las relaciones entre
algunos destacados personajes del mismo sexo…
Como resultaría lógico pensar, el
personaje de Magallanes sería el malo de la película, representando el
autoritarismo y el fascismo ejercido por “la
corona hispánica” de la época, en la figura del rey y emperador Carlos… Evidentemente,
como víctimas de las maldades y la violenta represión de Magallanes, no habría
de faltar una representación de independentistas catalanes, de la que su líder acabaría
fugándose para llegar posteriormente a una isla desierta en donde, tras
realizar un referéndum no pactado, proclamaría democráticamente una república
catalana independiente, muriendo poco después de aburrimiento… No sería extraño
que, tras el estreno de la película, este episodio pudiera ser recogido en los
libros de texto catalanes…
Por lo demás, el elenco de personajes
podría estar trufado con alguien que esté siempre apelando al diálogo, una
docena de anarquistas bolivarianos, que se opondrían a todo, y un destacado
grupo de feministas encargado de desbaratar cualquier brote machista durante la
singladura… Tampoco habrían de faltar representantes de todas las religiones, a
excepción de la católica, para no ofender… Y se completaría con algún
vegetariano, un vegano, un militante ecologista, alguien que tuviera poderes
sobrenaturales y un par de animalistas… El punto distendido lo darían los
personajes de un par de cocineros… Uno que no pararía de contar chistes malos y
el otro muy gruñón y criticón, pero con buen corazón, seguramente inspirados en
los célebres Arguiñano y Chicote…
En plena virulencia del brote de tontuna, todo apunta a que el personaje
de Juan Sebastián Elcano estaría representado por un actor guaperas, del que se enamoraría la
buenorra de la tripulación, pero a la que el marino de Guetaria no podría
corresponder como ella se merece, al tener que cuidar, en plan moñas, de un hermano pequeño ñoño que se habría colado
clandestinamente en el barco, justo antes de zarpar de Sevilla…
Pero, por si aún no hubiera sido
suficiente y para darle un mayor contenido a la película, es posible que a
alguien se le ocurriese que la trama principal pudiera girar en torno a la
investigación del asesinato de un vigía mudo, que aparecería con un puñal
clavado en el pecho, en lo alto del palo mayor de la Nao Trinidad, al poco de
salir de Sevilla… El caso arrancaría con el descubrimiento de una extraña inscripción
en el mango del arma homicida, que pondría: “Este puñal es propiedad de Antonio Carrascosa, de Albacete…” Y una
enigmática nota en la mano derecha del difunto que pondría: “Ha sido Antonio Carrascosa, de Albacete…”
La sagaz investigación sería llevada por
el personaje de Antonio Pigafetta, cronista y a la sazón también detective de
la expedición que, sin ni siquiera descartarse a sí mismo como sospechoso, se
encargaría de ir descubriendo al asesino durante toda la travesía… Al final y tras
acontecer un giro inesperado en las pesquisas, ofreciendo con ello una sorpresa
final al espectador, el criminal resultaría ser Antonio Carrascosa, originario de
Albacete, un tripulante disminuido físico que moriría al tratar de escapar
saltando por la borda con la silla de ruedas y darse en la cabeza con un barril de Cruzcampo que, casualmente, bajaría
a la deriva por el Guadalquivir, cuando la Nao Victoria ya se estuviese aproximando
a Sevilla, completando con ello la vuelta al mundo…
Desde luego la película estaría nominada a
un montón de premios y es posible que hasta consiguiera algún Goya, pero me da que, por decirlo de una
forma sutil, además de una gran mentira, sería un truño insufrible… Eso sí, social y políticamente muy correcto… Algo
así como algunas de las actuales cabalgatas de Reyes Magos…
Ángel Alonso
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