Hay
algo peor que estar en crisis y es estar en crisis dentro de una crisis… Todo
el mundo está en crisis y la situación se vuelve insoportable.
Los
pocos que aún se pueden permitir el tomar un café por la mañana, ya no hablan
de fútbol, ni de Fernando Alonso, ni de Rafa Nadal, ni de coches, ni tan
siquiera de mujeres… Ahora todo se reduce a un lamento colectivo en que, unos y
otros, no paran de contarse entre sí lo mal que está todo y lo negro que pinta
el panorama.
Acabamos
de pasar los carnavales menos animados de la historia y tengo curiosidad
por saber cuáles han sido los disfraces más populares de este año… Estamos tan
deprimidos que casi es preferible estar solos, que quedar con alguien y
arriesgarnos a acabar más hundidos aún, al escuchar sus problemas. Nada parece
animarnos e incluso habrá quien haya reducido la frecuencia de sus relaciones
sexuales, bien por falta de libido o, lo más seguro, por haber tenido que
recortar gastos en preservativos.
Pero
miremos el lado positivo de la crisis… Como es gratis, ahora pasearemos más por
el campo, con lo cual haremos algo más de ejercicio (evitando sudar para
ahorrarnos la ducha) y también respiraremos algo más de aire puro. Al estar tan
tiesos cada vez comeremos menos y, si con suerte la crisis se prolonga
lo suficiente, es posible que por fin podamos volver a ponernos aquel traje
azul tan bonito que todos mantenemos en el armario con la esperanza de, algún
día, adelgazar lo suficiente.
¿Y qué
decir de la cultura? ¡La de cosas que vamos a aprender! Ahora es el momento
ideal para leernos esos libros que nos regalaron hace años en el banco (cuando
los bancos regalaban algo) y que nunca nos atrevimos a leer… Eso sí habrá que
leer de día y en la calle para no tener que usar la luz eléctrica… Parece
mentira, pero después de escribir esta chorrada me siento mejor…
Ángel
Alonso
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