La vida
es una búsqueda que nunca termina. En realidad puede que nunca sepamos qué es
lo que estamos buscando. Una novia, un trabajo, sobrevivir, el remedio para
nuestra enfermedad… Es posible que, en definitiva, busquemos la felicidad.
¿Pero
qué es la felicidad? Algo efímero sin duda. Algo intangible y tan esquivo que
cuando puntualmente la tenemos, puede que no nos demos cuenta y en seguida se
nos escape. Pero… ¿Realmente existe la felicidad o puede que lo único que
exista sea el deseo de ser feliz? ¿Por qué para ser feliz o tener la sensación
de serlo, siempre hay que sufrir? ¿O puede que nos hayamos vuelto unos
neuróticos y nos pasamos la vida buscando la felicidad, como algunos buscan el
sombrero, y sencillamente lo llevamos encima y no nos damos cuenta?
Lo
triste de todo esto es que, casi siempre, acabamos enterándonos de lo
que es la felicidad cuando ya la hemos perdido. Y, lamentablemente, estamos tan
en lo nuestro, que a menudo no vivimos ni experimentamos la felicidad… Tan sólo
la recordamos…
Pero lo
que sí es verdad, es que la felicidad, si sucediera, no está donde la buscamos,
sino donde la encontramos. Nadie puede ser feliz si no se aprecia a sí mismo y
no se puede confundir la felicidad con una estación a la que se llega, ya que,
querer ser feliz, es tan sólo una forma de viajar enrolado en esta expedición
tan particular que es la vida misma.
Como
siempre, al final, lo importante es el camino y no el destino… Porque ya lo
conocemos… Todos tendremos el mismo… El secreto de la felicidad está en la
libertad y el secreto de la libertad está en el coraje. La felicidad no
consiste, como en un primer pensamiento pudiéramos pensar, en ser dichosos, ni
tampoco en no ser desgraciados, sino que quizás podamos encontrarla al procurar
lo primero y en no resignarnos a lo segundo… ¡Por favor, que alguien me
abrace!...
Ángel Alonso
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