Hace miles de años, quizás cuando
aún todavía el hombre habitaba en las cuevas, la humanidad ya soñaba con viajes
espaciales... Alrededor del año 4.000 a.C., se encuentran pruebas de ello en
los textos Babilónicos. Dédalo e Ícaro, antiguos mitos griegos, también
representan el deseo universal de volar y ya en el siglo II d.C., el escritor
griego Luciano escribió sobre un imaginario viaje a la Luna.
Han pasado cuarenta y cuatro años
y puede que ahora estemos empezando a tomar conciencia de la importancia y el
gran mérito de aquella hazaña protagonizada por los hombres del Apolo 11 en
particular y por todas las personas de la NASA en general.
Tan sólo el descubrimiento de
América por Cristóbal Colón, se puede acercar en mérito y transcendencia al
hecho de que el hombre saliese por primera vez de la Tierra, viajase a otro cuerpo
celeste y regresase sano y salvo. Aquellos héroes del proyecto Géminis,
Mercurio y Apolo, encarnaron la época pionera, gloriosa e incluso romántica, de
la llamada carrera espacial donde,
debido a la precariedad de una incipiente tecnología espacial, en cada misión
se jugaban literalmente la vida.
Aunque parezca mentira, después
de cuarenta y cuatro años todavía hay quien piensa que el Apolo 11 forma parte
de una gran farsa y que, a día de hoy, el hombre jamás ha pisado la Luna. Es
posible que la duda de muchos continúe hasta que, posiblemente, en algo más de
una década, se consiga volver y se recuperen los escenarios, los objetos y los
restos que dejaron sobre la superficie lunar la docena de hombres que, hasta el
momento, consiguieron pasear sobre la Luna.
Con estas líneas he querido
rendir mi modesto homenaje al Apolo 11 y a lo que representó en su momento. En
una época en la que la llamada guerra
fría se desparramaba en otras muchas guerras menores repartidas por el
mundo, la humanidad entera se paró durante un momento para, todos juntos, mirar
hacia la Luna. Puede que en el preciso instante en el que Armstrong dio el
último paso desde la escalerilla del módulo lunar, se sembrara en la Luna la
semilla de la paz en la Tierra.
Ángel Alonso
No hay comentarios:
Publicar un comentario