Todos hemos oído y utilizado en
muchas ocasiones el proverbio español que dice: “Una imagen vale más que mil palabras”... ¿Os imagináis la
información histórica de la que dispondríamos en la época actual, si se hubiera
dispuesto de una cámara fotográfica durante el Antiguo Egipto, el imperio de
Alejandro el Grande o la Roma Imperial?...
¿Hasta dónde podría llegar
nuestro conocimiento de la Antigüedad, si esa hipotética cámara fotográfica
hubiera sido utilizada por Marco Polo en su viaje a Extremo Oriente, o por
Cristóbal Colón durante su travesía y el descubrimiento de América?... ¿Cuál
hubiera sido la evolución del pensamiento y de las creencias de la Humanidad,
si el Evangelio hubiese sido ilustrado con fotografías de los acontecimientos
narrados?...
Estas y otras muchas más
posibilidades son las que aportan en nuestra época actual las fotografías. En
el mundo de la exploración consiguen inmortalizar descubrimientos geográficos y
etnográficos, para el disfrute y conocimiento de coetáneos y de generaciones
futuras.
En el mundo del viaje, además de
paisajes, personas y animales, para cada uno de los que salimos al mundo con
una cámara fotográfica colgada al cuello, la fotografía logra plasmar momentos
maravillosos que, al volverlos a contemplar una y otra vez, nos ayudan a
mantener encendida la lucecita de nuestro armario espiritual...
Ángel Alonso
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