jueves, 4 de enero de 2018

La tontuna y la vuelta al mundo

Se acerca la festividad de los Reyes Magos y ya empieza a ser tradición que el sector más radical de la política española se empeñe en engorrinarlo todo, mezclando cosas raras en las cabalgatas… Lo que consiguen es destrozar la ilusión de los niños y, al tiempo, cabrear a los adultos… 


En esta época en la que nos ha tocado vivir, en la que casi todo se cuestiona y casi nada se respeta, lo tradicional está pasando a ser lo anormal y lo que, al menos hasta ahora, resultaba peculiar, se está imponiendo a la fuerza y acabará siendo lo cotidiano… El esperpento se supera año tras año y, poco a poco, va agotando nuestra capacidad de asombro… La causa: la tontuna… Esa enfermedad cuyos primeros síntomas de contagio aparecen en la juventud y que, lejos de curarse, se agrava con la edad… Un mal que encuentra un excepcional caldo de cultivo en la pérdida de calidad del sistema educativo y que campa a sus anchas extendiendo la epidemia, y confundiendo la separación entre lo social y políticamente correcto, y la gilipollez más recalcitrante…

Pues bien… En medio de todo este ambiente, hay algo que me tiene preocupado… En poco más de año y medio se cumplirán quinientos años desde aquel 10 de agosto de 1519 en el que cinco naves, con doscientos cuarenta y cinco hombres a bordo y al mando de Fernando de Magallanes, partieron desde el puerto de Sevilla para completar una de las mayores gestas de la historia de la exploración y, por ende, de la historia de la Humanidad… La primera vuelta al mundo que, tras tres años de penalidades navegando hacia el oeste, completaría Juan Sebastián Elcano, arribando a Sevilla el 8 de septiembre de 1522 con tan solo la Nao Victoria y diecisiete escuálidos tripulantes…

Visto lo visto, me preocupa que, como no podía ser de otra manera en un país normal y orgulloso de su historia, a alguien se le ocurrirá hacer una película tratando de contar la hazaña… Lo que no será normal y esto son cosas que, debido a la tontuna, solo ocurren en España, por tratar de hacer una película social y políticamente correcta, que recoja todas las sensibilidades y que incluya a todas las minorías e ideologías, me temo que acabarán poniéndonos en los cines un peñazo insoportable que nada tendrá que ver con la gesta original y que, tras verla, saldremos de los multicines con menos dinero y un poco más idiotas…

Tal y como están las cosas, no resultaría descabellado imaginar que, por exigencias de determinados sectores de la sociedad y por interpretaciones ideológicas, la tontuna haría estragos en el guión de la película… Sin duda una de las primeras adaptaciones sería el de dar un pequeño retoque a la composición de la tripulación… Habría paridad… Y dentro de ella la trama se vería enriquecida con bonitos romances, sin demasiada fidelidad, en los que, por supuesto, también habría lugar para desarrollar las relaciones entre algunos destacados personajes del mismo sexo…

Como resultaría lógico pensar, el personaje de Magallanes sería el malo de la película, representando el autoritarismo y el fascismo ejercido por “la corona hispánica” de la época, en la figura del rey y emperador Carlos… Evidentemente, como víctimas de las maldades y la violenta represión de Magallanes, no habría de faltar una representación de independentistas catalanes, de la que su líder acabaría fugándose para llegar posteriormente a una isla desierta en donde, tras realizar un referéndum no pactado, proclamaría democráticamente una república catalana independiente, muriendo poco después de aburrimiento… No sería extraño que, tras el estreno de la película, este episodio pudiera ser recogido en los libros de texto catalanes…

Por lo demás, el elenco de personajes podría estar trufado con alguien que esté siempre apelando al diálogo, una docena de anarquistas bolivarianos, que se opondrían a todo, y un destacado grupo de feministas encargado de desbaratar cualquier brote machista durante la singladura… Tampoco habrían de faltar representantes de todas las religiones, a excepción de la católica, para no ofender… Y se completaría con algún vegetariano, un vegano, un militante ecologista, alguien que tuviera poderes sobrenaturales y un par de animalistas… El punto distendido lo darían los personajes de un par de cocineros… Uno que no pararía de contar chistes malos y el otro muy gruñón y criticón, pero con buen corazón, seguramente inspirados en los célebres Arguiñano y Chicote…

En plena virulencia del brote de tontuna, todo apunta a que el personaje de Juan Sebastián Elcano estaría representado por un actor guaperas, del que se enamoraría la buenorra de la tripulación, pero a la que el marino de Guetaria no podría corresponder como ella se merece, al tener que cuidar, en plan moñas, de un hermano pequeño ñoño que se habría colado clandestinamente en el barco, justo antes de zarpar de Sevilla…

Pero, por si aún no hubiera sido suficiente y para darle un mayor contenido a la película, es posible que a alguien se le ocurriese que la trama principal pudiera girar en torno a la investigación del asesinato de un vigía mudo, que aparecería con un puñal clavado en el pecho, en lo alto del palo mayor de la Nao Trinidad, al poco de salir de Sevilla… El caso arrancaría con el descubrimiento de una extraña inscripción en el mango del arma homicida, que pondría: “Este puñal es propiedad de Antonio Carrascosa, de Albacete…” Y una enigmática nota en la mano derecha del difunto que pondría: “Ha sido Antonio Carrascosa, de Albacete…

La sagaz investigación sería llevada por el personaje de Antonio Pigafetta, cronista y a la sazón también detective de la expedición que, sin ni siquiera descartarse a sí mismo como sospechoso, se encargaría de ir descubriendo al asesino durante toda la travesía… Al final y tras acontecer un giro inesperado en las pesquisas, ofreciendo con ello una sorpresa final al espectador, el criminal resultaría ser Antonio Carrascosa, originario de Albacete, un tripulante disminuido físico que moriría al tratar de escapar saltando por la borda con la silla de ruedas y darse en la cabeza con un barril de Cruzcampo que, casualmente, bajaría a la deriva por el Guadalquivir, cuando la Nao Victoria ya se estuviese aproximando a Sevilla, completando con ello la vuelta al mundo…

Desde luego la película estaría nominada a un montón de premios y es posible que hasta consiguiera algún Goya, pero me da que, por decirlo de una forma sutil, además de una gran mentira, sería un truño insufrible… Eso sí, social y políticamente muy correcto… Algo así como algunas de las actuales cabalgatas de Reyes Magos…



Ángel Alonso

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