jueves, 13 de noviembre de 2025

La polarización social

Un reciente estudio, publicado en prestigiosas revistas científicas, revela que la creciente polarización social tiene mucho que ver con la actual hiper conectividad a las redes sociales… Parece una contradicción, pero la realidad apunta a que, a más amigos, mayor polarización y más profunda se hace la brecha que nos separa de los demás…

Junto con el bombardeo informativo incesante y sesgado, en muy poco tiempo hemos pasado de desenvolvernos en un círculo reducido de amistades, a relacionarnos, quizás artificialmente, a través de las redes, con un número muchísimo más amplio de personas con las que se puede establecer o no, algún tipo de vínculo y que, a diferencia de una amistad tradicional al uso, costará poco o ningún esfuerzo, romper en cualquier momento…

Con la ayuda de ciertos sectores políticos, a quienes interesa mantener altos o muy altos los niveles de polarización, la sociedad se abandona a su división creciente en grupos distintos y extremos, con diferencias significativas en opiniones, ideologías, o recursos socioeconómicos, lo que a menudo resulta en una falta de diálogo y consenso, ahondando en lo que se considera uno de los problemas principales de las democracias actuales.

Pero volvamos al estudio científico, según el cuál un modelo matemático ha confirmado que a una mayor densidad de contactos personales en las redes, mayor es el riesgo de una polarización más acentuada… Al tener más conexiones, aumenta la probabilidad de exponernos a opiniones distintas a las nuestras y, lo que en principio pudiera fomentar la empatía, lo que hace en realidad es generar más conflictos, haciendo que los actores reaccionen reforzando sus propias posturas, con una vehemencia cada vez más creciente.

Todo ello acaba dando como resultado la creación de las llamadas "burbujas ideológicas", por las cuales la sociedad se termina dividiendo en compartimentos estancos que apenas interactúan entre sí, erosionando el espacio común necesario para el diálogo… Evidentemente, esta dinámica de aislamiento y crispación añade una enorme dificultad al debate constructivo, propiciando la imposibilidad de alcanzar cualquier mínimo consenso, por muy vital que resulte para el desarrollo de cualquier sistema democrático.

Sin duda, la polarización se ha convertido en la principal estrategia de los partidos políticos, pero hace tiempo que ya no es solo cosa de la política… La polarización ha conseguido impregnar la vida cotidiana, aislando y acentuando los problemas de salud mental… Todo se radicaliza y se convierte en identidades primarias… Cualquier cosa genera resentimiento y división… Los medios de comunicación y las redes sociales se encargan de amplificar las posturas extremas y refuerzan las creencias existentes… Se trata de deshumanizar demonizando al contrario con narrativas malintencionadas en las que se infunden desconfianza, miedo e incertidumbre, y señalar a culpables o enemigos sobre los que dirigir y descargar la frustración y el odio que, los causantes de la polarización han generado… 

La solución no será sencilla… La reducción de la polarización requiere fomentar la solidaridad, la corresponsabilidad y la empatía, lo que implica un esfuerzo generoso y consciente para escuchar diferentes perspectivas, promover el pensamiento crítico y buscar puntos intermedios y entendimientos mutuos… Lo que, desgraciadamente, ahora mismo se antoja muy difícil. 

Ángel Alonso

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