jueves, 11 de septiembre de 2025

El Mal existe

Ustedes que me escuchan, supongo que, a estas alturas, son conscientes de que el mal existe y que, para que triunfe, tan solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada…

También tenemos que asumir que ya no hay manera de que volvamos a tener un verano tranquilo. Hace dos meses nos fuimos de vacaciones en la esperanza de que, al regreso de septiembre las cosas hubiesen mejorado un poco. Pero no, tanto España en particular, como el resto del mundo, en general, muestran un panorama de lo más sombrío e inquietante.

Hace justo veinticuatro años el mundo cambió y, desde entonces, no hemos levantado cabeza y sólo hemos ido asistiendo a cómo, poco a poco, se iban complicando las cosas y, tan sólo poniendo parches, se ha llegado hasta aquí.

Por si fuera poco, y para nuestra mayor desgracia, casi tres años más tarde, el 11 de marzo de 2004, la maldad quiso dar un trato especial a España proporcionando la ocasión para que, amparados en el dolor y la parálisis de una sociedad traumatizada, gente con el alma muy negra sembrase la división entre españoles, agitando espantajos del pasado, actualizados bajo el disfraz de la mentira.  

Lejos del simbolismo del derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York o de la imagen de los escombros del Pentágono, aquel 11 de septiembre de 2001 vino a evidenciar que la maldad siempre está ahí, esperando para actuar, y que nadie está completamente a salvo en ningún lugar.

Desde aquella fecha fatídica, no hemos parado de cambiar libertad por seguridad, medio mundo ha ido a la guerra, surgieron las crisis económicas, nacieron los actuales populismos y, desde entonces, no hemos dejado de estar en crisis.

Veinte años más tarde, el considerado “bloque occidental” ve amenazada la paz conquistada hace ochenta años, asistiendo impávidos a como nuestro mundo, tal y como lo conocemos, se desmorona… Europa en peligro y, con ella, gran parte del mundo libre… Por diferentes que sean y distintas sus zonas de actuación, los tiranos siempre tienen el mismo modo de proceder: la “técnica del salchichón”, consistente en poco a poco, rodaja a rodaja, y si nadie planta oposición, se acaban comiendo el salchichón entero ante la pasividad y la falta de reacción de los propietarios de tan célebre embutido.

Es evidente que, antes de que el mal se lo coma y si queremos ponerle algo al bocadillo, ha llegado el momento de empezar a reaccionar…

Ángel Alonso

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