Se han cumplido ya veintiséis años desde que, un sábado por la mañana, éste que les habla, se pusiera por primera vez delante de un micrófono para salir a las ondas con un programa radiofónico sobre algo, por aquel entonces, tan novedoso como era el mundo de los viajes, de la exploración y de la aventura.
Aquel programa, con el que debuté en el mudo de la radio, fue un auténtico desastre… Todo lo que tenía que salir mal, salió peor, y, aun así, mantengo el recuerdo de aquel destrozo radiofónico, como el de una experiencia maravillosa… Fue horrible y lo pasé fatal, pero me sobraban ilusión y perseverancia…
Tenía curiosidad por averiguar de lo que era capaz y tenía ganas por descubrir un medio de comunicación que me gustaba como oyente, para el que sabía que era muy malo y por el que nunca había mostrado el más mínimo interés… Igual en aquel momento hubiera preferido otra cosa menos expuesta, pero me dieron la oportunidad de hacer radio en directo y a ello me lancé.
No fue nada fácil. Cada programa era un viaje y cada viaje una aventura… Y poco a poco, fuimos creando lo que mi admirado escritor Rodrigo Costoya, definió, no hace tanto, como el “universo” de Objetivo La Luna que, en su esencia apenas ha variado desde 1996, pero que, en todo lo demás, no ha parado de evolucionar y, creemos que, madurando muy bien, adaptándose a cada momento, y siempre en vanguardia, abriendo nuevos caminos radiofónicos…
Evidentemente estamos muy felices de poder ofrecerles hoy el Programa 600, un número redondo que, además de inducir cierto vértigo, a mí personalmente me produce una gran satisfacción porque, después de terminar la anterior etapa en quinientas ocho ediciones, jamás imaginé que la vida me volviera a dar la ocasión de retomar mí criatura y llegar, un día como hoy, a los seiscientos programas, además, con el proyecto en línea ascendente y más vivo que nunca.
Quizás demasiado a menudo, me gusta recordar, al extraordinario equipo del programa, que Objetivo La Luna es una nave radiofónica con la que navegamos por el mar de las ondas, como una tripulación de esforzados argonautas a la búsqueda de nuestro particular vellocino de oro… Incierta es nuestra empresa, como desconocido es nuestro destino, pero sabemos que lo importante es el viaje, disfrutando de la compañía y viviendo la experiencia de cada programa como si fuese el último…
A veces el viento de la aventura hincha nuestras velas, pero la mayor parte de las veces no queda otra que remar… y remar… y remar… y remar… Es lo que tiene el embarcarse en una tripulación de argonautas radiofónicos, donde el lema es “nadie dijo que fuera a ser fácil” y rigen las condiciones del anuncio de Ernest Shackleton, “poca paga, muchas penalidades, peligro constante, no se asegura el regreso y, si hay éxito, tal vez se consiga la fama…”
A pesar de este panorama raramente algún tripulante nos deja y, cuando alguno lo hace, de inmediato otros tres o cuatro candidatos se postulan para ocupar su puesto… Es la forma que tenemos de reclutar a la tripulación más adecuada para cualquier travesía, por muy remoto que sea el destino o se encuentre en el fin del mundo…
Por todo ello y en momentos como éste, solo cabe decir… ¡¡Larga vida a Objetivo La Luna!!
Gracias por
acompañarnos y celebrar con nosotros este programa seiscientos… Comenzamos… Ángel Alonso
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