viernes, 15 de agosto de 2014

“Yo tenía una granja en África…”

Hace algo más de siete años estuve visitando la antigua granja donde vivió Karen Blixen, la autora danesa de Memorias de África. Es un lugar precioso situado en las Tierras Altas, a las afueras, al suroeste de Nairobi.



Hay que reconocer que no es demasiado difícil llegar hasta allí. Karen Blixen fue una persona muy apreciada en Kenia y la ruta desde Nairobi hasta la que fuera su casa, está llena de pequeños homenajes a su persona, incluidos el nombre de un elegante barrio residencial y el de la carretera que se desvía desde una de las arterias principales de entrada y salida de la capital de Kenia, y que lleva directamente hasta su famosa granja, al pie de las colinas de Ngong.

Una vez que iniciamos la ascensión hacia las Tierras Altas, atravesamos el histórico barrio residencial en dónde viven los descendientes de los colonos británicos que decidieron quedarse en Kenia tras la independencia del país. El paisaje está dominado por elegantes mansiones y amplias zonas cultivadas con café. Gran parte de esos cafetales fueron plantados por Karen Blixen, que se arruinó por no ser una zona especialmente apta para el cultivo del café.

Al cabo de un rato y tras recorrer dieciséis kilómetros desde Nairobi, se llega a la llanura en dónde se sitúan la escuela que Karen construyó para los niños kikuyu y, más adelante, la vivienda principal, conocida como M’bogani, que en swahili significa “la mansión de los bosques”. De los diecisiete años que Karen Blixen vivió en Kenia, pasó allí los últimos catorce. En esa vivienda transcurrieron los mejores años de su vida, primero junto a su marido y primo, el barón Bror von Blixen, y más tarde junto a su amante, el cazador y piloto estadounidense Denys Finch-Hatton.

M’bogani fue adquirida por el gobierno danés, que la donó al pueblo de Kenia tras su independencia, con la condición de que la convirtieran en un museo. Y así ha sido. Desde que en 1985 se estrenara la maravillosa película de Sydney Pollack, Memorias de África, el Museo Karen Blixen no deja de recibir la visita de miles de turistas dispuestos a revivir las bucólicas escenas de la película.

Y el caso es que la visita merece la pena. La casa está exactamente igual que cuando se rodó la película y como se describe en el libro, Out of Africa que, de forma autobiográfica, escribió la misma Karen Blixen bajo el seudónimo de Isak Dinesen. La antigua vivienda es un elegante edificio de piedra con amplios porches, luminosas habitaciones con chimeneas de piedra, un comedor revestido de caoba y unas vistas magníficas.

Todo huele a un nostálgico y romántico pasado colonial. Un tiempo en el que África era más salvaje y auténtica. Una época y un lugar en el que se podía cenar bajo las estrellas en vajilla de porcelana y cristalería fina, y se brindaba con champán mientras, no muy lejos de allí, los leones rugían antes de iniciar su cacería nocturna.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               Ángel Alonso

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