Vaya por delante mi felicitación a todas
las mujeres por su día internacional, por su lucha y su fortaleza, y es mi
deseo, como el de casi toda la sociedad, que alcancen sus reivindicaciones lo
antes posible… Pero no quiero incidir más en este mensaje, sobre el que
personas más sabias y preparadas que yo han hablado mucho durante estos últimos
días… Si les parece prefiero tirar de memoria y llamar su atención sobre un
país, actualmente se podría considerar un Estado fallido, pero que hace
cuarenta años era un lugar relativamente moderno, que vivía en paz con los usos
y costumbres de su época…
Si se animan, les recomiendo que se den
una vuelta por Google y vean cómo era Afganistán en los años sesenta y setenta…
Seguro que cuando vean algunas de las fotografías de la época, primero pensarán
que ha habido un error en el buscador por internet y, una vez comprobado que
todo es correcto, les sorprenderá ver como las imágenes que están contemplando poco
difieren de las escenas que podrían observarse en otro lote de fotografías de
un país occidental de la misma época…
Es curioso, pero muchas de esas
instantáneas tomadas en Afganistán en la década de los sesenta y setenta,
podrían pasar por haber sido realizadas en la España de los mismos años. En
ellas se puede apreciar escenas cotidianas normales en las que participan
hombres y mujeres, y chicos y chicas, vestidos con ropa habitual en cualquier
país europeo e incluso siguiendo los cánones de la moda de aquellos tiempos… Precisamente
lo que llama la atención en las fotografías, es que se ven mujeres
convenientemente “arregladas” y vestidas a la occidental, caminando solas por
la calle, trabajando en una oficina y desempeñando su labor en una fábrica… Y
se ven chicas jóvenes asistiendo a clases, divirtiéndose en una discoteca,
tomando alguna bebida en la terraza de un bar o de compras por una calle
comercial… Además, todas intentan ir guapas y algunas van… con minifalda…
El ambiente es de tranquilidad e incluso
se palpa una buena dosis de dinamismo y de modernidad, en donde las mujeres
están integradas en la sociedad y desempeñan sus actividades mezcladas con las
personas del sexo masculino de forma natural y sin que nadie dé la sensación de
mostrar la más mínima incomodidad… Por aquella época hombres y mujeres
estudiaban carreras universitarias, iban tranquilamente al cine o eran
compañeros de trabajo en una fábrica… Por aquel entonces en Afganistán había
una tradición de ley y orden, y un Gobierno capaz de gestionar un país y de
acometer grandes proyectos en infraestructuras… La gente común tenía sueños y
oportunidades para todos… El futuro estaba envuelto de esperanza y la creencia
en una buena formación para abrirse paso en la vida… A finales de los setenta nada
hacía presagiar que todo estaba a punto de cambiar…
Y cambió un 27 de diciembre de 1979,
cuando tropas soviéticas cruzaron la frontera de Afganistán apoderándose de su
capital, Kabul, en donde el presidente Hafizullah Amin es asesinado. La causa
esgrimida por la Unión Soviética para la invasión, la ayuda solicitada por
Afganistán debido a la guerra civil que se libra en su territorio entre los
leales al Gobierno y los rebeldes (muyahidines).
Pero la razón que podría ser más real, la enorme importancia estratégica que Afganistán
tiene para los soviéticos, por constituir para ellos una especie de “puerta de
entrada” al Golfo Pérsico…
Durante los nueve años que durará la
intervención militar soviética, hasta abril de 1988, un importante número de
jóvenes musulmanes, de la más diversa procedencia, se unirán a los muyahidines, apoyados y abastecidos por
Estados Unidos, para combatir a los soldados de la Unión Soviética. Luego las
luchas tribales por hacerse con el poder, para posteriormente ser todos
sustituidos por el Gobierno de los
talibanes, que se encargarían de acabar con todos los derechos y libertades, y
que terminarían devolviendo al país a la Alta
Edad Media…
En 2001, Estados Unidos y el resto de una
coalición internacional entraría en Afganistán, derrocando a los talibanes, y tratando de reactivar, con
no demasiada fortuna, la vuelta a una democracia ya olvidada y el retorno a
unas libertades perdidas que, tras tantos años de guerra, ya apenas nadie
recuerda… Una ausencia de derechos que incluso ha llegado a despojar a las
mujeres de su básica condición de seres humanos y relegarlas a una mera
propiedad de los hombres que pueden comprarlas a sus familias, aportando el
precio estipulado bajo el eufemismo de dote,
y que pueden hacer con ellas lo que quieran, incluso prostituirlas o matarlas…
Hoy es el Día Internacional de la Mujer y, aunque todas tienen sobradas
razones para reivindicar y reivindicarse, no quería dejar pasar la oportunidad
de, muy modestamente, en este día recordar a aquellas otras mujeres sin voz y, lo
que es peor, sin esperanza…
Ángel Alonso
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