lunes, 11 de diciembre de 2017

La crisis de antes de Navidad

No seré yo el que reniegue de la política, pero sí de los malos políticos… Se acerca la Navidad y nos hallamos inmersos en un panorama que invita a todo, menos a la paz y el sosiego que deberían impregnar estas fechas… La crisis de Cataluña sigue amenazando con llevarse por delante la tranquilidad y las expectativas de progreso de los españoles, y los intereses del presidente estadounidense, Donald Trump, vuelven a reabrir un viejo foco de conflicto en Oriente Próximo, ahora que el yihadismo islamista parece que ha sido derrotado en Irak y también está a punto de serlo en Siria…



Da la sensación de que estamos instalados en una crisis permanente que corre el riesgo de incrustarse de forma indeleble en el ánimo de las personas y, cuando menos, está provocando un hastío en la ciudadanía que hace que lo inmediato, a costa de lo precario, se imponga a lo trabajado y duradero… Muy pocos hacen planes a medio o largo plazo y todavía son menos los que mantienen el rumbo ante las vicisitudes de la vida…

El aburrimiento se extiende imparable, contagiando peligrosamente a una sociedad que necesita estímulos y la regeneración constante de valores e ideales, algo a los que los políticos actuales parece que no están ayudando mucho… Vivimos en medio de la cultura del eslogan, la demagogia y el populismo… El mensaje fácil, servido en la inmediatez de las redes sociales y de los medios de comunicación, parece haber sustituido a un razonamiento un poco más profundo y respetuoso con la inteligencia y el entendimiento que se les supone a los seres humanos…

Se acerca la Navidad y puede que nos encuentre cansados y con pocas ganas de celebración… Es muy posible que a ello también haya contribuido el hecho de llevar dos meses largos siendo el blanco de las campañas navideñas, que encuentran su principal bastión en los centros comerciales y grandes almacenes, y sufriendo el acoso de las ofertas de turrón y mazapán en los supermercados… Los niños, víctimas de daño colateral, ya tienen la carta a los Reyes Magos escrita desde hace más de un mes y están nerviosos y más pesados que de costumbre… No hay quien lo aguante… Pero de los anuncios de colonia no renegaré por considerarlos muy trabajados y que alegran la pestaña…

Pero compitiendo con el Tiempo de Adviento, todavía tendremos que soportar lo que queda de la campaña catalana y la fauna que la habita, y llegará el temido día de la marmota que volverá a ser el día posterior a la jornada electoral… Entre tanto seguro que Trump volverá a liar alguna, Maduro seguirá siendo Maduro, el mandamás de Corea del Norte seguirá saliendo por televisión tronchándose de risa y alguno de los actuales líderes políticos españoles volverán a poner a prueba nuestra capacidad de asombro con nuevas e interesantes ocurrencias, mientras en Madrid, vecinos y visitantes, transitan por las principales calles comerciales como si de una nutrida cuerda de presos se tratase, anticipo de la maravillosa y ya tradicional cabalgata todo a cien con la que el Ayuntamiento de la capital de España volverá a unificar la opinión, no sólo de los madrileños sino también de la gran mayoría de los españoles…

Sin entrar en posibles problemas laborales, sentimentales, familiares, de salud o económicos, a grandes rasgos, éste es el panorama con el que nos aprestamos a recibir la Navidad… Es como si se empezase a instaurar esta bonita costumbre para llegar a la tradicional Cena de Nochebuena con abundancia y variedad de temas de conversación para tratar con los cuñados y hacer tiempo, antes de la apasionante y desinhibida discusión a los postres, donde el motivo es lo de menos…

Sea como sea, espero que os vaya muy bien y que no os dejéis contagiar de lo que yo considero, la crisis de antes de Navidad


Ángel Alonso  

1 comentario:

  1. En Navidad se deberían de sacar todas las bondades que supuestamente los humanos llevamos dentro, y compartirlas con todos. En Navidad, y el resto del año también. Desgraciadamente, la progresiva regresión de la civilización humana, la cual va perdiendo cada vez más deprisa el interés por las cosas importantes de verdad, hace que llegadas estas fechas, tan sólo podamos celebrar, la crisis global en la que vivimos, arrasando con las estanterías repletas de los centros comerciales, compitiendo por ver quien se come el molusco más grande, e inundando las redes sociales de deseos que no nos importa demasiado que lleguen a cumplirse.
    Cuando llegue enero, continuaremos fabricando bombas que nos destruyan, contaminando el planeta, y llamando a levantamientos absurdos contra nuestros propios semejantes, y ya podremos decirles abiertamente a nuestros cuñados que no nos importa nada lo que les ocurra.
    Entre tanto, Feliz Navidad.

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