domingo, 18 de agosto de 2013

El punto bajo la Estrella Polar

Desde la Antigüedad, los hielos del Ártico siempre han ejercido temor y una viva fascinación en los navegantes del norte de Europa que, ya en tiempos remotos, osaban internarse con sus naves allá donde el paisaje se torna blanco y azul.


Sin embargo, quizás debido a los graves peligros, las deficiencias técnicas y la falta de beneficios económicos inmediatos, la conquista del Polo Norte tuvo que esperar hasta que se dieran las condiciones que la hicieran posible. La mejora de las condiciones técnicas necesarias y la gran repercusión que provocaban en la opinión pública este tipo de expediciones, patrocinadas en gran medida por los medios de comunicación, hicieron que el gran momento de la exploración ártica diera comienzo en el último cuarto del siglo XIX.

Podemos decir que con las expediciones árticas de esta época da comienzo la aventura moderna, caracterizada por la sustitución progresiva de los intereses científicos y militares por el gusto por la aventura y el afán de notoriedad, amplificado por la prensa. Estas podrían ser las nuevas motivaciones que van a sustituir a las de los antiguos aventureros, conformando, a grandes rasgos, lo que van a ser las nuevas aventuras de las próximas décadas.

Nombres como Franklin, Nansen, Luis de Saboya, Cagni, Admunsen, Johansen, Nobile, Andrée, Peary ó Frederick Cook, forman parte de la historia de la exploración del Ártico. Nómina a la que más tarde se unirían otros muchos que, por distintas motivaciones, fijaron sus sueños y centraron sus energías en llegar a la latitud 90º Norte, punto donde se unen todos los usos horarios del planeta, el punto sobre el que se sitúa la Estrella Polar. 
                                                                                                               Ángel Alonso 

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