En 1947, tras el estallido de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, preocupados por el peligro generado por el melón que se acababa de abrir, Albert Einstein y varios científicos que participaron en el Proyecto Manhattan, entre los que estaban un tal J. Robert Oppenheimer y varios miembros de la Universidad de Chicago, fundaron lo que vino en llamarse el Boletín de Científicos Atómicos.