martes, 15 de mayo de 2018

No me gusta Quim Torra

Me imagino que, en la apreciación, coincido con la mayoría de los españoles con la significativa excepción de gran parte de los independentistas catalanes y de alguno de los sectores más radicales, repartido por la geografía patria. De entre muchas, hay una pregunta que, desde ayer, me ronda por la cabeza… ¿Qué pasaría por la mente de la diputada musulmana de Esquerra Republicana, en el momento de votar afirmativamente la investidura del candidato Torra?


Cabe recordar que, después de los discursos, réplicas y contrarréplicas, el ínclito personaje salió investido tan solo por un voto de diferencia. Realmente no sé el grado de “catalanidad” de la mencionada diputada, pero la verdad es que no me la imagino comiendo fuet, ni yendo por las tardes a bailar sardanas… Es posible que tampoco su nivel de catalán sea “nativo” y podría ser que, al objeto de encontrar algún atenuante, también su grado de desenvoltura con el idioma castellano, no roce la excelencia… Solo así se podría justificar el entusiasmo con el que, después de la votación, la diputada de ERC aplaudía al recién nombrado presidente de la Generalitat de Cataluña…

Después de que, el tristemente célebre Torra, dejase claro ante el parlamento autonómico y ante el mundo, que es no acreedor de representar absolutamente a nadie, ¿qué pensamiento tendrían aquellos diputados independentistas, con algún ascendiente del resto de España, en el instante de dar su aprobación al candidato?

Si no fuera por la gravedad de la situación, sería para tomárselo a risa… El esperpento en el que se desenvuelve el “sainete catalán” está a la altura del mismísimo Valle Inclán… La fuerza con la que ha entrado en escena el caricaturesco nuevo personaje Torra, aporta energía a la representación y un punto de comicidad imprescindible para mantener el interés y el suspense en una obra teatral de categoría. Sobre todo si se pretende que permanezca en cartel durante mucho tiempo.

Después de asimilar y controlar la estupefacción, irritación, indignación y agotamiento, que pudiera haber producido en cualquier persona de bien, la irrupción de este pedazo de actor en el último episodio del “culebrón catalán”, hay que alegrarse porque, a partir de ahora, todo va a ir a mejor… La aparición de Joaquín, con su xenofobia, racismo, supremacía, odio, totalitarismo, etc., mostrando al mundo la verdadera cara del independentismo radical catalán, va a venir como “mano de santo” para unir a los partidarios de la Constitución y la Democracia. Además, con su discurso trasnochado y fascista, más propio de los años treinta del pasado siglo que de los tiempos actuales, el nuevo presidente electo de la Generalitat ha conseguido, en tan solo un par de días, alertar al mundo y especialmente a la Unión Europea, sobre el gran riesgo que representa para todos, el golpismo en Cataluña…

En coincidencia, Alemania ha anunciado que reformará su Constitución para asumir un mayor control sobre sus regiones, recortando privilegios y atribuciones… Si lo hace el país germano, sería muy beneficioso para todos que España aprovechase la estela y “arreglase” todo aquello que fuese necesario para evitar que, lo que está ocurriendo en Cataluña, se pudiera volver a repetir y mucho menos se pueda “contagiar” a otras Comunidades Autónomas…

Como diría el bueno de Gila, “como broma ha estado bien…” Aunque maldita la gracia que tiene el fracturar una sociedad alimentando el odio, empobrecer una próspera región o deteriorar los valores y la dignidad de las personas, para intentar conseguir el beneficio de unos pocos… Es moralmente inaceptable que el engaño y la radicalidad sean capaces de condicionar el futuro de los ciudadanos… España y Europa tienen trabajo por hacer y trascendentales decisiones que tomar… Pero serán los ciudadanos de Cataluña los que, tras recuperar la sensatez y la concordia, echen de la vida política a quienes les ha llevado a la situación en la que se encuentran, que siempre es factible de empeorar…

Ya no es tiempo de dudas, ni de divisiones, ni de intereses políticos… Es el momento de que todos se “retraten” y se muestren tal y como son… No hay lugar para tacticismos de partidos, ni sitio para miserias de políticos populistas de bajo nivel… Estamos ante un asunto grave y, como tal, es obligado que los dirigentes estén a la altura y demuestren sentido de Estado… Y que la ciudadanía tome buena nota, para premiar o castigar en las urnas…

Ojalá pronto podamos dejar de contemplar la estúpida sonrisa del prófugo Puchi en los informativos y, si la situación lo requiere, el juez Llarena invite a una animada charla al “transitorio” Torra… Esperemos que a partir de ahora: “tonterías las justas…”

Ángel Alonso

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