lunes, 9 de abril de 2018

Una grieta en Kenia


Hace unos días los geólogos nos anunciaron la aparición de una enorme grieta en Kenia, que podría simbolizar el inicio de la fracturación del continente africano, tal y como lo conocemos en la actualidad. Al parecer la abertura se extiende a lo largo de varios kilómetros, entre la ciudad de Mai Mahiu y el Parque Nacional de Masái Mara, en pleno Gran Valle del Rift. De consumarse la partición, dentro de unos cincuenta millones de años la extensión de África se vería reducida en lo que abarque el nuevo continente, de momento conocido como la Placa Somalí, que integraría los actuales territorios de Somalia y la mitad de Etiopía, Kenia y Tanzania.


Son varias las ocasiones en las que he tenido la oportunidad de viajar al África Oriental y de conocer el Gran Valle del Rift, en distintas localizaciones… Incluso, estando en la parte de Tanzania, he podido experimentar algún temblor sísmico de no demasiada intensidad. Es una región impresionante, en general, dominado por la sabana, y jalonada de lagos y de volcanes… Allí se encuentra la mayor concentración de animales salvajes del mundo y también se sitúa el origen del hombre, con el yacimiento paleontológico de la Garganta de Olduvai a la cabeza, considerado la cuna de la humanidad… No ocultaré que una parte de mi corazón se quedó allí para siempre, por lo cual estoy condenado a volver cuando las circunstancias de la vida me lo permitan…

Durante estos días he podido reflexionar sobre las consecuencias que irá trayendo el agrandamiento de la grieta en aquella parte del mundo. Puede que al principio no se note demasiado y el ecosistema se mantenga sin sensibles alteraciones. Pero conforme la fisura se vaya haciendo insalvable en determinadas zonas, la comunicación e interacción entre los animales de uno y otro lado de la zanja se irá haciendo cada vez más difícil, seguramente afectando a las rutas migratorias y marcando el futuro del lado oriental de la grieta en función de las especies animales y vegetales que queden allí atrapadas cuando se produzca la separación definitiva de la Placa Somalí.

A partir de ahí, lo que era un único espacio evolutivo se convertirá en dos, y el tiempo y la vida se encargarán de marcar las diferencias en función de las peculiaridades del nuevo continente, dando paso a nuevas especies y ecosistemas… Serán territorios aislados y el éxito de cada uno dependerá de sus propios recursos, pero lo que es seguro es que al haber disminuido la extensión de los hábitats y, con ello, su capacidad de regeneración, las dos partes serán más vulnerables.

De momento no creo que deba preocuparme por el fraccionamiento de África… Por muy buenas costumbres que tenga y muy saludable que sea mi alimentación, lo más probable es que no llegue a verlo… Por ello quisiera llamar la atención sobre la grieta que sí me preocupa y que, lamentablemente, casi todos podríamos comprobar su catastrófica evolución dentro de poco… Es la zanja que se ha abierto entre España y Alemania, y por ende en la Unión Europea, con el caso del fugado Puigdemont.

La decisión del tribunal judicial regional del país germano, del lugar que todos sabemos y que me da pereza reproducir, ha actuado como una violenta sacudida sísmica en los cimientos del proyecto europeo… De momento con un epicentro que ha afectado de lleno a España, pero que es seguro que, de no aplicarse soluciones inmediatas de forma contundente, los temblores continuarán por todo el espacio europeo y la aparición de nuevas grietas fracturarán, en muy poco tiempo, la idea de Europa en la que ahora estamos y que tanto ha costado conseguir…

A diferencia de la grieta africana, en el caso de la fractura europea los seres humanos podemos interactuar, frenar su agrandamiento, reparar las consecuencias y poner los medios para que no vuelva a pasar… Pero me temo que para realizar esta opción hacen falta ganas de solucionarlo y un gran esfuerzo común para que no vuelvan a aparecer nuevas grietas… La actual se llama Puigdemont y ha servido para dejar al descubierto la decepcionante actitud de Alemania para con España… Evitar las fracturas y solucionar las inevitables, cumpliendo los acuerdos, es labor de todos los miembros de la Unión Europea, cuya relación se basa en la confianza mutua…

Si ésto no se tiene claro y si por parte de todos los miembros no existe ni la motivación, ni la intención, ni el respeto necesario para seguir con el proyecto europeo hacia delante, la cosa tiene muy difícil solución y quizás sea mejor dejar que la naturaleza siga su curso y, al igual que la grieta aparecida en Kenia acabará dividiendo África, la fractura Puigdemont provoque la ruptura de Europa y que cada pedazo dirija su propio destino en función de lo que pueda y a su suerte…

Es posible que el caso del fugitivo Puigdemont todavía se pueda reconducir y confiemos en que la Ley y el Estado de Derecho acaben triunfando sobre todo este disparate. Pero me temo que lo que será aún más difícil, es que se restituya la confianza perdida entre Estados. Al igual que mi afección por el África Oriental, soy un europeísta convencido… y si, inevitablemente, se tuviese que fracturar Europa, que sea también dentro de cincuenta millones de años… Nunca perdamos la esperanza.

Ángel Alonso

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