martes, 15 de diciembre de 2015

No tengo ganas de escribir

Sé que han pasado ya diez meses desde que publiqué mi última reflexión en El Mapa de Oro… Algunos no dejáis de recordármelo y por ello os doy las gracias…



También sé que me gustaría contar muchas cosas, pero al mismo tiempo no sé sobre qué escribir. Es cierto que he vivido mucho durante el último año y, de alguna forma, toda esa experiencia debería compartirla reflejándola en sendos escritos, dando rienda suelta a mis pensamientos… Pero no se me ocurre nada.

De seguir así creo que empezaré a preocuparme y me temo que cada vez tendré menos ganas de escribir… Estoy seco… Pero, ¿por qué? Antes solía escribir de casi todo y siempre era capaz de extraer un tono optimista a cualquier asunto, por muy agrio que fuese el tema. Disfrutaba escribiendo sobre viajes y expediciones, me apasionaba la aventura, siempre estaba dispuesto a compartir experiencias y me deleitaba cuando trataba sobre parajes maravillosos… Puede que el problema sea que ahora todo eso me parezca un poco frívolo y mi cabeza se haya llenado con cosas mucho menos agradables…

Confieso que vivo preocupado por muchas cosas… El terrorismo yihadista, las elecciones generales del 20 de diciembre, el medio ambiente, mi trabajo… En definitiva, el futuro… A nadie se le escapa que vivimos tiempos convulsos en los que estamos a merced de los que gustan de pescar en río revuelto… A nuestro alrededor gran parte de la sociedad parece vivir agarrada al día a día y la incertidumbre generalizada está instalada en el horizonte

Creo que la crisis de valores que en estos tiempos puede que padezcamos, no ayude mucho y que tal vez necesitemos una especie de catarsis que nos despierte y volvamos a ser capaces de separar el grano de la paja, a distinguir lo bueno de lo malo, lo claro de lo oscuro, lo importante de lo superfluo, el bien común de los intereses particulares…

Necesitamos tranquilidad, pero no tenemos tiempo… Buscamos la verdad, pero, ¿quién es sincero?... Queremos vivir en paz, pero a menudo estamos en contra de todo y no aportamos nada… Quizás como sociedad nos gustaría evolucionar y funcionar de otra manera, pero muy pocos se atreven a dar algún paso y, si lo dan, puede que nos llevemos un disgusto… Sin duda son tiempos especiales para los que se necesitan líderes especiales.

Volviendo a lo mío, puede que quizás también sean tiempos para aquellos que aún dispongan de un espíritu aventurero porque, remitiéndonos a la definición de la palabra aventura en el diccionario, no van a encontrar una empresa de resultado incierto tan a mano como intentar vivir con cordura, serenidad, solidaridad y provecho, en los tiempos actuales…

Es posible que, después de todo, estas líneas hayan removido mi oxidado espíritu de aventura, imprescindible para que quizás, poco a poco, consiga volver a escribir… Ya veremos… Un saludo.

                                                                                                          Ángel Alonso

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