jueves, 23 de mayo de 2013

El entorno hostil de la selva

Ningún entorno suscita en el hombre civilizado un sentimiento tan claro de inadecuación y soledad como la selva pluvial cerrada… Para los exploradores del siglo XIX era un “infierno verde”, el entorno hostil por excelencia, mucho más temible que el desierto, donde el hombre es tan sólo un mero inadaptado biológico.


La selva es un lugar difícil para los llegados de fuera, con su clima opresivo, la abundancia y agresividad de los insectos y el elevado grado de humedad, que ni tan siquiera permite encender fuego.

La vida es húmeda en la selva: la ropa se empapa, las heridas no cicatrizan… La sudoración es abundante, pero la ausencia de evaporación mantiene la temperatura corporal constantemente elevada. En la selva se bebe mucho más que en el desierto. Pero todos los peligros y dificultades de supervivencia no bastan para explicar ese síndrome de entorno hostil que aflora en los diarios de los viajeros que deciden adentrarse en la jungla. El problema es también psicológico…

Aquellos que llegamos de fuera estamos habituados a ambientes abiertos o semiabiertos, lo cual conlleva una visión amplia del territorio. En cambio, la selva requiere una lectura fina, pues es preciso reconocer cada variedad de árbol y distinguir entre fondo y figura.

Los espacios abiertos son mucho más tranquilizadores que el mundo cerrado de la selva donde la visibilidad tan sólo alcanza a escasos metros… La jungla carece de horizonte y parece uniforme, sin espesor, al tiempo que los sentidos se ven abrumados por una cantidad de estímulos inabarcable. Todas las cosas se interpretan como amenazas, el entorno asusta y puede llegar a convertirse en enemigo.

Sin embargo para los habitantes de la selva, ya sean indios amazónicos o pigmeos, el problema es exactamente el inverso… Cuando alguno de ellos ha sido trasladado fuera de la selva a algún espacio abierto, descubren lo que para ellos es el mundo sin árboles, la tierra sucia y seca que se extiende más allá del marco protector de la selva… En definitiva los habitantes de la espesura, cuando salen de ella, también encuentran un entorno inconcebible y tremendamente hostil… 
                                                                                                      Ángel Alonso 





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